viernes, diciembre 01, 2006

Luces de Navidad

De día aún y 1 de diciembre. Pero ahí están, de nuevo, como si este año se hubiese esfumado en un suspiro. Ellas están ahí para recordarnos que va llegando la hora de comer gambas y jamón a mansalva, y de estrujarse la sesera pensando qué regalar a unos y otros, y de gastarse el sueldo del mes en los dichosos presentes, y de felicitar al personal, y de la cena de empresa, y del turrón y los polvorones, y de poner kilos por un tubo... "¿A ti te gustan las gambas?", que diría mi querido Camacho Malo. Ya están aquí, han vuelto. Son mis bodas de plata con estas fiestas que antes me gustaban tanto y que poco a poco van perdiendo sustancia, la savia que me arrastraba a contar los días, las horas y los minutos para la Nochebuena.

La estampa navideña en mi casa solía ser divertidísima. Primero la exquisita cena preparada por mis padres (manos de santos que tienen los dos). El postre, la charla y... la música.

La música siempre estuvo presente en nuestras noches buenas. Primero, de entrada, el villancico de mi abuela María, que hablaba de una madre de nombre homónimo que buscaba una cunita para dormir a su hijo. Imposible arrancarlo de la memoria. Poco a poco nos íbamos animando. Mi abuelo no tardaba en coger un par de cucharas y un cuchillo para inventar un maravilloso instrumento con el que acompañar la melodía. Luego llegaban la guitarra, los villancicos de Lepe, mi abuela con la baba caída cuando cantábamos María la Portuguesa y mi abuelo marcando ahora el ritmo, repiqueteando con los nudillos en la mesa.

Lo de mi abuelo era el ritmo. Trabajó durante años como batería de una orquesta, antes de convertirse en maestro redero, profesiones ambas que a mí siempre me parecieron fascinantes. De ahí que todos le llamaran Antonio 'el jamba' (el jazz-band, pero en isleño). Mi abuela María contaba unas historias preciosas, de pobres y ricos, de gente buena, de sonrisas y llantos...

Cómo los hecho de menos en esta nostágica tarde en que las luces anuncian la presencia de otra Navidad en que siguen faltando los que ya no están y las fiestas en casa jamás serán lo mismo.

miércoles, noviembre 29, 2006

Recuerdos que ya no son nada

... "que a veces caigo en el recuerdo de tus manos con mis manos, y me hace sonreír"... Precioso. De Manuel Carrasco, por supuesto. Hay días, como hoy, en que se amontonan los recuerdos en cualquier rincón de la habitación vacía y regresan sin que nadie los haya invitado a pasar con una esta tarde de miércoles. Pero aquí están y, cómo no, he decidido dedicarles un poema.



A través de un par de versos
escritos hace más de dos mil días
regresan a mis sueños
el brillo de tus ojos azabache,
el tacto de tus labios de mentira
y el beso cruel de nuestra despedida.

Me ha bastado con pensar en tu sonrisa
para sentirme un poquito más viva.

Y es que se amontonan los recuerdos
y trato de esconderlos
debajo de la cama.
Pero despierto luego y me doy cuenta
de que son recuerdos que ya no son nada.

viernes, noviembre 24, 2006

El Telón de los Disfraces

Maravillosa canción. Lloré como una niña pequeña, con el corazón encogido y todo, cuando tuve la oportunidad de escucharla en el teatro Horacio Noguera de Isla Cristina, durante el recital del maestro Manuel Carrasco. Me llegó tan adentro que soñé aquella noche, cuando llegué a casa empapada de pies a cabeza por la intensidad de la lluvia, que volvía a los camerinos de la primera planta del Gran Vía, con las bombillas colgando del cable, que podía acariciar el grueso telón de terciopelo, abriendo una mínima ranura por la que escudriñar al público. También pude entrar de nuevo en los ensayos del show, vi el rostro de Horacio (pobrecito) y pude sentir el roce de los disfraces por los pasillos mal iluminados -todos pegaditos y en silencio- al salir a la calle 29 de julio por la puerta verde. Y ahora, sin puerta, ni Horacio, ni camerinos, ni disfraces, Lolo viene y mira, me regala esta canción que va a convertirse en mi favorita indiscutible, porque me alcanza el alma como ninguna otra, porque me hace sentir que tenemos mucho en común y que Isla forma parte de los nuestro. ¿Ves?, otra vez estoy llorando.




El telón de los disfraces se cerró
y la magia nos dejó su despedida.
Nos quedamos sin sus noches por febrero,
sin color, sin sus butacas vacías.

Sentado en un escalón del gallinero
soñaba por verme en tus brazos
aquella primera vez que me colé
siendo un niño al ritmo del 3 por 4.

Y siendo un niño también
temblando en tus bambalinas
entregué mi comparsa aquella primera vez
que me subí a un escenario.

Se nos fue.
En silencio, sin quejarse y sin quererlo
se nos fue tan solitario.

Se nos fue
una parte de los nuestro,
se nos fue nuestro teatro, nuestro Gran Vía.


Me encantaba compartir
la jarilla en Carnaval con adversarios y amigos
en ese ambigú,
rincón de los desafíos.

No me podría olvidar
del olor de tus pasillos llenos de disfraces
y ese pasacalle a pasar
los nervios de principiante.

Dime quién te ha dejado
para siempre sin tu fiesta,
sin tu gente, sin careta,
sin terminar cantando
tu Higuerita Marinera.


Se nos fue.

En silencio, sin quejarse y sin quererlo
se nos fue tan solitario.

Se nos fue
una parte de los nuestro,
se nos fue nuestro teatro, nuestro Gran Vía.




Manuel Carrasco. Si queréis oirla, buscad por www.clubdefansamigosdemanuelcarrasco.com

viernes, noviembre 10, 2006

Reflexión

POEMA 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
¡La besé tantas veces bajo el cielo infinito!
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
¡Como no haber amado sus grandes ojos fijos!
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido,
oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta.
A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, ¡pero cuánto la quise!
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
____________________________________________
2o poemas de amor y una canción desesperada, Pablo Neruda

lunes, noviembre 06, 2006

Réquiem por el Gran Vía

Aún no me he recuperado del susto. Durante mi breve estancia en Isla Cristina, salí a comer al chino que hay cerca de la casa de mis abuelitos acompañada por mi hermano Álvaro y por mi príncipe de cabellos dorados. Saliendo de mi casa, según se sale a mano derecha, caminamos desde la Gran Vía con rumbo a la calle del Carmen. Y, de pronto, ya no estaba allí, majestuoso y digno, a pesar del paso de los años. En su lugar, nada. Un vacío infame, fruto de la venta de suelo para hacer un buen puñado de bloques de pisos grises, sin historia, sin nada que contar a nuestros hijos, sin la esencia bendita del templo carnavalero.

El cine-teatro Gran Vía ha desaparecido sin dejar más rastro que un puñado de cascotes y una huella profunda en mi memoria y en la de el resto de los isleños, en todos los que hemos vivido los mejores momentos de nuestra vida -de nuestros carnavales- entre las cuatro paredes del acogedor teatrillo de Pichardo.


Reconozco que se me saltaron las lágrimas al ver lo que ha quedado de ese fantástico edificio de paredes ocres y azulejos verde botella, con sus majestuosas columnas de mosaicos amarillos en la escalinata de entrada. Y su sabor a cultura, con su gallinero de sillas bien pegaditas desde donde gritar un olé a mi comparsa preferida... Todo ha desaparecido, como desaparecen las cosas buenas de la tierra de uno, arrancando miles de recuerdos que guardaré en algún rincón de mi memoria desde donde no sé si seré capaz de arrancarlos para contárselos a mis nietos.

¿Dónde estarán ahora su patio de butacas con los mullidos asientos rojo carmín, o las tablas de su escenario, al que subí por primera vez para hacer de doncella en Woyzeck -la divertida obra de Georg Büchner- o para bailar estilo Congo en la presentación de la comparsa África?

Hoy merece mi homenaje, este puñado de letras que no llegarán a ningún sitio. Ni siquiera a oídos de aquellos que pudieron rescatarlo un día de su fatal destino y convertirlo en lo que es (o era, más bien), el templo del Carnaval de Isla Cristina.

sábado, noviembre 04, 2006

Me voy pa Isla Cristina

¡Qué emoción!
Esta mañana (bueno, más bien este mediodía) me he levantado apresurada, me he puesto lo primero que he pillado y me he peinado y lavado la cara en 0,2 segundos. El motivo ya lo he desvelado en el título: me voy pa mi pueblo, a mi Higuerita marinera, mi rincón hecho con pedacitos de gloria.



Guardianes del faro, de Josué Correa

Voy a ver a mi gente y a respirar aire puro, del mar limpio de azules que rugen. Oiré el sonido de las gaviotas, que deben comenzar ya a poblar la azotea ante la amenaza inminente de lluvia, y a mi perro, que estará jugueteando con ellas en su refugio cercano al cielo. Veré dentro de nada el campanario de la iglesia más hermosa y el mar al sur, al norte, al este y al oeste...

¡Qué emoción!

viernes, octubre 20, 2006

Un mal día

Días como hoy no los quiero en mi vida. Debo relegarlos al olvido para poder seguir. Los astros han confabulado contra mí para no dejarme respirar tranquila. Pero todo pasa y mañana será otro día.



Algo se ha roto.
¡Basta de lágrimas!
Mis párpados ruegan clemencia
y yo..., yo quiero gritar
y no puedo,
quiero seguir y me caigo,
debo sonreir pero duele.

Algo se ha roto.
Tal vez sea mi corazón
(en mil pedazos)
o tu manera aquella de mirarme.

Sólo sé que oí un ruido estrepitoso
y no quiero mirar aún
por si fue tu amor
que tropezó con el olvido.

Algo se ha roto.
Este veneno
ya lo conozco.
Y no sé ahora dónde puse
el remedio que una noche
fría me regaló la luna.

lunes, octubre 09, 2006

Ha nacido 'La penúltima y nos vamos'

Ha nacido una estrella en el firmamento de los blogs. Bueno, todavía no lo es, porque acaba de venir al mundo. Se gestó en un bareto de Huelva, entre botellines de cerveza, copas de ron y latitas de cacahuete. Nace con la pretensión de ser un lugar de culto, un espacio donde la libertad de expresión despliegue alas y haga honor a su nombre. Aquí os dejo la primera entrada de http://lapenultimaynosvamos.blogspot.com (su nombre lo dice todo) para que compartáis conmigo este momento emocionante.


El principio del comienzo

Por fin, tras una tarde de intensa resaca, he conseguido crear este blog. Surgió anoche, en un bar de la capital onubense en el que no podía haber más periodistas por metro cuadrado. En un rinconcillo del local, Patricia Nogales, Diego Lozano, Raquel Montenegro, César Recuero y la que les habla (Raquel Rendón), nos planteamos abrir una nueva ventana al mundo desde la que poder expresarnos libremente y en la que tenga la posibilidad de participar activamente un buen número de compañeros de profesión. Sin presiones, sin censuras.

Aquí seremos libres a la hora de dejar nuestros comentarios, nuestros poemas, nuestros relatos o nuestras fotografías (bueno, más bien las de Josué Correa y Alberto Domínguez, que también forman parte de esta iniciativa). E incluso alguna noticia exclusiva, jejeje. Todos los compañeros que deseen sumarse a ella, no tienen más que avisarnos. Inaugurado queda.

martes, octubre 03, 2006

El resultado final (nunca es tarde, si la dicha es buena)

Entrevista a Manuel Carrasco. Publicado en La Higuerita el 30 de septiembre de 2006. Redacción: Raquel Rendón.

"Isla Cristina encierra mis recuerdos, mi infancia y mi playa"

La larga espera ha llegado a su fin. Manuel, sentado a contraluz en la cafetería del hotel AC Huelva, me espera con la misma sencillez de siempre para realizar esta entrevista, ésa cercanía que él no pierde por muy artista que sea. Cuando le digo que es para La Higuerita me devuelve una sonrisa cómplice. No hay nada como hablar para su gente y presentarnos, cara a cara, su tercer trabajo, su ‘Tercera Parada’.

En primer lugar, define este disco.

Este trabajo muestra la situación en la que me encuentro ahora, mi manera de sentir. Es más enérgico y contundente, más maduro, pero respeta mi esencia.

¿Por qué lo has llamado ‘Tercera Parada’?

Porque es un disco de canciones, que son para mí como capítulos de mi vida. Son viajes, mi tercera parada en el camino de la música.

¿Qué tiene de autobiográfico?


Pues todo, porque aunque a veces no cuente mis historias, yo sufro y disfruto las canciones como si esas historias fueran mías. Al final, se convierte en una historia de uno mismo, ya que uno las escribe a su manera.

Siempre dices que ‘Cariño, espérame’ es una canción muy especial…

Es especial por el tema de la letra, que habla del drama de la inmigración. Estoy muy orgulloso de este tema. Me parece como una ‘peli’. Además, fue la primera que compuse del disco.

Eres el compositor de todas las canciones, pero ahora te has embarcado también en la tarea de coproducir tu propio trabajo. ¿Qué tal la experiencia?
Alucinante. He podido disfrutar día a día de la construcción del disco, opinando sobre todo, como debe ser, y dejándome contagiar del arte de los músicos que he tenido a mi alrededor.

¿Y la de grabar en Nueva York?

Pues nunca me hubiera imaginado, ni en mis mejores sueños, que llegaría a grabar allí. Ha sido bonito, y los músicos con los que he tocado le han dado un color diferente a las canciones.

¿Estás contento con la promoción que se está dando al disco?

Sí, estoy contento. Además eso no depende de mí, a veces, ni siquiera de la compañía. El tiempo lo dirá todo. Hay gente que suena menos y tiene mucho arte, y gente que tiene menos arte y suena más.

Existen delegaciones de tus clubs de fans en Italia, México, Argentina, Puerto Rico… ¿hay un proyecto de promoción en estos países?

Yo iré hasta donde me dejen llegar. Esto irá poco a poco y el público lo dice todo. Habrá que ir abriendo puertas.

Después de haber hecho más de 80 conciertos por toda España en la gira ‘Manuel Carrasco’, ¿falta mucho para que podamos verte de nuevo sobre el escenario?

Espero que para noviembre ya podamos hacer algunas cositas. De momento, con la promoción no tenemos tiempo.

El bonus track de este disco, titulado ‘Déjame que sea’ y dedicada a Huelva, ha revolucionado a la provincia…

Algo he oído (risas). Hay otra canción dedicada a Isla Cristina. Es el corte 13 y se llama ‘A veces te imagino’ y dice: “A veces te imagino con la olas, como siempre tratando de escapar; dejándote arrastrar por la corriente, jugando con ella, vistiéndote de sal…”. La dedicada a Huelva venía muy bien para cerrar este disco.

¿Algunas de las canciones han sido escritas en Isla Cristina?

Todas. Concretamente en Islantilla, donde he estado viviendo. La música la he compuesto en mis numerosos viajes: en hoteles, en el autobús, durante la gira.

¿Cómo has vivido tu descanso por nuestro rinconcito marinero?

Bien. He perdido la línea (risas), pero he ganado en salud. Es algo que yo necesito: estar con mi gente y pisar firme. Además, ya sabes que yo soy un ‘pamplina’ (carcajadas varias) y me encanta el ‘pamplineo’ del pueblo.

Te has convertido en embajador de Isla Cristina en todo el mundo. ¿Qué tiene este lugar que no tenga otra ciudad?

Tiene, esencialmente, a mi gente. A mi madre, a mi padre, a mis hermanos y a mis sobrinillas. A mis amigos. Encierra mis recuerdos, mi infancia y mi playa.

¿Con qué rincón de su hermoso paisaje te quedarías?


Con la playa, indudablemente.

Tú, que has sido uno de los baluartes de la cantera carnavalera isleña, ¿qué es lo que más echas de menos cuando se va acercando febrero?

Los ensayos, sobre todo los de los viernes, y la copita de después con los amigos. Además, ahora no me dan tanta caña como antes. Ésa es la parte buena (sonríe y recordamos alguna anécdota de la comparsa ‘La voz del mar’).

¿Cuál es el pasodoble más bello de la historia del Carnaval de Isla Cristina?

Uff. De cada autor te diría uno. Me encantan, por ejemplo, el ‘Trocito de mar’, de Ángel; el ‘Ay, mamá’, de Paco el de la Fulgen. Y los de Venegas, que ha dado tantos buenos… como el pasodoble de ‘Los Payasos’. La lista es interminable.

Lanza un mensaje a la gente que lea esta entrevista, a los isleños que viven en La Higuerita y a los que la viven desde lejos.

Espero que os guste mucho este disco. Está hecho con toda la carne puesta en el asador. Y también quiero daros las gracias por vuestro apoyo y por el cariño que me demostráis día a día.

viernes, septiembre 29, 2006

La entrevista perfecta

Hoy no voy a escribir un poema. Hoy quiero, simplemente, recordar mi entrevista con mi Lolito, Manuel Carrasco, mi isleño preferido. Hace más de una semana estaba con él sentada en torno a una de las mesitas de la cafetería del hotel AC Huelva y, sin embargo, el regusto de sus hipnóticos ojos verdes aún permanece en mi retina.

Entiendo que alguien que no experimente esa devoción por Manuel no comprenda lo hermoso del momento. Entrevistadora y entrevistado en un mismo lugar, frente a frente, desgranando palabras en busca de algo nuevo que contar al mundo, algo que logre seducir a los que se resisten a dejarse enamorar por su música, palabras que suenan a gloria, hechas tesoros para los que le admiramos.

Manuel Carrasco, Lolito para la gente de nuestro pueblo -la hermosa Isla Cristina- y para mí, es un artista. Y no lo digo sólo por que componga, escriba y cante como pocos lo hacen en este país a día de hoy, sino por los inigualables titulares que te ofrece en bandeja cuando mantienes una conversación con él, por su forma de moverse y de comportarse, sencillo y sofisticado a la vez.



Debo reconocer que me ha sorprendido la tremenda madurez de sus declaraciones, en las que poco o nada queda ya del muchachito de OT. Ahora se imagina uno, sin esforzarse demasiado, que podrá llegar adonde quiera, hasta la categoría de genio, si nos ponemos. Tiempo al tiempo. Sólo necesita un empujoncito, el del boca a boca, porque Manuel lo vale y se sabe vencedor, aunque sepa también que hay que trabajar muy duro y que llegará a la cumbre poquito a poco. Digo también que es maduro porque no tiene prisa, porque sabe lo quiere, porque hace lo que le apetece y a nosotros, su público, nos gusta.

En la entrevista que le realicé el pasado jueves 21 de septiembre -un buen regalo de cumpleaños, teniendo en cuenta que alcancé el cuarto de siglo dos días después- para el periódico local La Higuerita, Manuel Carrasco me desveló cosas muy interesantes, pero me quedé con algo que creo que define bien la situación del panorama musical español: "Hay gente que no suena y tiene mucho arte, y hay gente que tiene menos arte y suena más".

En definitiva, que espero que muchos de vosotros podáis leer la entrevista, mi conversación mágica con Manuel, con Lolo, con mi Lolito, y que escuchéis su disco, sobre todo las dos últimas canciones, ya que están dedicadas a Isla Cristina y a Huelva y son realmente preciosas. "Huelva, descubridora, llena de magia/ cada rincón que tienes sabe a mi casa.../ Y remos pa tu barquita, niña, déjame que sea/ pa' sentir cómo el agüita te mece con la marea...". Os recomiendo su 'Tercera Parada', un disco fantástico. Y, por favor, no compréis pirata!

domingo, septiembre 24, 2006

Las cosas que nunca te dije

Reconozco que me cuesta escribir poemas si mi estado de salud amorosa es bueno, si ninguna pena oculta corroe mi alma y me impulsa a plasmar, lápiz y papel en mano, garabatos sentimentales sobre un fondo blanco. Me cuesta escribir pero anoche, en un arrebato de amor que necesitaba gritar al viento, apoyé mi brazo sobre la barra del Pipi para decir al niño de mis ojos que nunca he sido tan feliz y, al tiempo, darle las gracias por todo.

El olor de tu pelo
se traduce
-una vez más-
en la tranquilidad
de saberte aquí a mi lado.

No sabes si echo de menos
tus ojos
en las noches
en que no estás
sobre las sábanas turquesa.

Ni si tu inmesa sonrisa
es capaz de dar luz
a los días de vacío.

Y es que nunca te digo
-nunca escribo-
que te quiero
más que a nadie,
que tu aire
me hace falta para respirar,
para sentirme viva.

jueves, septiembre 07, 2006

La ría

Los paisajes de Isla Cristina me acompañarán para siempre. Para mí, los más bellos... el cielo hecho tierra y mar en un rinconcito del sur. Escenario de los mejores (y los peores) momentos vividos, mi pueblo blanco, mi mar, mi playa, mi ría y esos barquitos veleros que quitan el sentío están tan dentro de mí que al cerrar los ojos parece que puedo tocarlos con la punta de mis dedos. Y ese olor a mar...



Veo las luces naranja del puerto
si cierro los ojos en mi lejanía.
Veo barcos adormecidos
por la calma chicha,
mientras les canta nanas
de luz el faro portugués.

Veo la brisa marinera que mueve,
ondeante, tu pelo negro.

Veo los sueños dormidos,
los rostros cansados,
montañas de redes
a la orilla del muelle.
Veo banderas azules,
blancas y amarillas
y un rumor de olas
salado con plata de luna.

Jirones de existencia

Pasa el tiempo, compañero infame que nunca tiene prisa, y llega el día de despertar...
Mis jirones de existencia
hoy por ti los remiendo
y coso mis hojas hacia atrás
con propósito de enmienda,
con el recuerdo de tus besos
aún clavado en mi espalda;
pero con las ganas de no verte,
con el anhelo de que el hilo
que borde mis lunas
tenga lo bueno de ti
y lo malo de nadie.

Mis jirones de existencia
renuncian hoy -por fin-
a tu nombre.

martes, agosto 22, 2006

Cambio de imagen en este nuestro blog

Bueno chicos, espero que el cambio de imagen os parezca adecuado. El anterior era algo aburrido, al menos para mi gusto. Ya sabçéis que por mucho que pasen los años, los colorines son mi pasión...
a


Prefiero estos colores, más alegres para mis ojos y los vuestros, para comunicarme con vosotros y ofreceros pinceladas de mis jirones de existencia.
Me podeis dejar algún post, eh? Que sé que hay mucha gente que entra y no me deja ni un mal mensajito. Besos

sábado, agosto 19, 2006

Déjame

Hay ocasiones en las que ya no necesitas que nadie te rescate de tu rincón del olvido. Empiezas a ser tú, un ser individual, que aprende poco a poco a caminar solo, a desnudarse sin la ayuda de otras manos.

Esas fauces abiertas,
hambrientas,
esperando devorar otra vez
este sueño tan lleno de vida.

No entiendo que contaras
los pasos que quedan,
si rocé el abismo
al borde de la muerte.

Pero hoy los infiernos
han vomitado tu ausencia
sobre mis hombros.
A mí, que era feliz
sumida en mis tinieblas.

¿Para qué quiero ahora
tus manos,
si me apretaron el cuello
y me ahogaron con fuerza?

No necesito tu rescate.
Déjame aquí,
que estoy aprendiendo
a vivir con mis miedos.

Yo no quiero nada tuyo.
Ni siquiera compartir
este aire
que ya no necesito.

martes, julio 18, 2006

Última noche entre tus brazos

Es un misterio, y un secreto. Nadie sabe cuándo, cómo ni por qué volvió a suceder entre nosotros. Yo buscaba mi camino. Él había encontrado el suyo en otros brazos. Una noche, inexplicablemente, volvió a los míos. Fue breve pero intenso. No hubo despedidas con pañuelitos blancos, ni reproches... Casi no hubo palabras, sólo besos y piel. Ni un adiós o un hasta luego. Entonces comprendí que había dejado de quererlo y pude seguir adelante con mi vida. Dejé de llorar y supe que el mundo era más bello sin su desprecio. Pero aquella noche fue, por un instante, la noche en la que más le amé en mi vida.

Perdidos en el micromundo
de sábanas y besos
nos deshacemos de nuevo
dejándonos la piel
por las rendijas.
Un paraíso desnudo
recoge mi alma y la levanta,
me mira con deseo
y me rindo, pequeña,
ante sus ojos de luz.
Mis dedos surcando
los ríos de tu piel mojada,
los tuyos quemándome
hasta los sueños,
soltando las palomas de mi pecho,
arrastrándome al abismo
eléctrico de tus ganas...

lunes, junio 26, 2006

Cuervos 2

"Existe un lugar donde vagan las almas tristes, a la espera de una oportunidad de enmendar el mal...". Con estas palabras comenzaba Sarah (Mia Kirshner) su relato de la desgarradora historia de Ashe (Vincent Perez) en El Cuervo 2. Ciudad de ángeles. ¡Cuánta belleza en un puñado de letras!


II

Negro como la noche,
ojos de luna plateada,
vuelo abatido.
Baila con estrellas y sufre
porque lleva dentro mi esencia,
alma de ave lejana...

Desengaño.
Cuervo suave,
llévame al universo
de brillos infinitos
donde los sueños no existen,
donde los huecos oscuros
que separan las estrellas
son infinitas bandadas
de cuervos negros.

Cuervos.
Fuego fatuo del silencio.
Cuervos.

jueves, junio 22, 2006

Cuervos

La película El Cuervo 2. Ciudad de Ángeles marcó mi adolescencia. Y no porque sea un peliculón, sino porque se convirtió mi único refugio en madrugadas de imsomnio en las que lo daba todo por perdido. Muy sufrida yo, sí señores. Teñí mis cabellos dorados de negro azabache, perdí un puñado de kilos, y me dediqué a escribir, a leer a Gabriel Celaya y a ver El Cuervo una y otra vez. Me aprendí cada palabra que recitaban Vincent Perez, Iggy Pop y compañía e hice mía la historia, los personajes. Me hice amiga de los cuervos, esos pájaros de mal agüero con los que me sentí tan identificada. Y, cómo no, les dediqué una serie de poemas. Éste es el primero, mi favorito.


En la oscuridad más absoluta,
paz sepulcral y nocturna,
tiemblas, ave triste,
triste voz que ya no puede
gritar tu melancolía.

El regreso a un mundo
de mortales.
¡Oh, cuervo,
que absorbes toda mi luz!
¡Pájaro de carbón
y ojos eternos,
no te vayas de mi corazón metálico!

Sigue bebiendo la esencia
de mi alma gastada
por el paso de un amor
hecho jirones.

Deja que extienda mis sueños
como tus alas oscuras
en medio de mi noche,
casi tuya.

Soy

Una, de pronto, se siente un día capaz de todo. Un día de esos en los que todo sale bien, parece que la vida sonríe y el optimismo se filtra por los poros de un alma cansada, que no encontraba escapatoria a las garras del desamor. Un día todo brilla, ha pasado el tiempo suficiente para relegar al olvido la oscuridad y... todo brilla. Nunca olvidaré ese día de ilusión, un 30 de marzo de 2004.


Refugiándome en las alas de la luna
puedo ser una princesa
de largos cabellos,
o un hada en el bosque de las flores nocturnas.

Bajo la luna, soy bruja o enano,
dragón o arboleda.
A la luz de tus ojos
estoy desnuda, indefensa,
pero ahora puedo ser lo que soy,
una niña pequeña,
una amante perfecta,
todo corazón,
todo ojos, boca y piel
por ti, para ti.

Bajo tu luz, sólo sé ser tuya,
aunque me cueste la vida.

Un secreto

La poesía es de todo
el que sabe escuchar
el mar sobre el papel,
del que sabe desmenuzar el paraíso
en un puñado de garabatos,
de los que vuelan sin alas,
navegan sin barco
y tienen en los ojos el brillo
que otorgan las estrellas.

La poesía
es de los que ven
lo que el resto del mundo ignora,
de los que soñamos despiertos...

viernes, junio 16, 2006

Nada

Mis poemas son tristes. No suelen hablar de amor correspondido. Qué le vamos a hacer, si el dolor me hace escribir... Este poema tiene muchos años. El amor se iba marchitando. Para mí se iba convirtiendo en obsesión, para él se tranformaba en rechazo, aunque en algún momento intercambiamos los papeles. Una lucha sin tregua y sin finales felices de comer perdices. Y éstas eran mis sensaciones. ¿Qué os parece?


Por los resquicios abstractos del alma
hay un hueco de hollín envasado al vacío;
nada arde, nada late.

Se ha marchado ya otro beso hacia el olvido
y el silencio febril lo abarca todo;
nada vuela, nada vive.

La ansiedad pesa sobre los hombros raídos,
la carga se me ha hecho insoportable.
Nadie llora, nadie ríe.

No quiero ver tus ojos en los míos.
Ahora tengo yo la fuerza que tú añoras.
¡Qué secos estos ojos!
¡Qué negra esa mirada!

Adiós (ya no te amo).
No podemos cambiar nada.
¡Vuela lejos!
Y no vuelvas que, en mi alma,
el dolor ha empañado los cristales.

Un hueco oscuro en mi pecho

Hace muchos años que escribí esto. Hubo un momento de confusión en mi vida que duró meses, tal vez años... Tenía los ojos marrones, una sonrisa que me volvía loca y unas manos que me hacían olvidar que estaba enamorada de otra persona. Creo que le amé, a mi manera. Él no entendió muchas cosas de mí que yo, a día de hoy, tampoco comprendo. Deberíamos haber sido valientes, probar si la vida nos daba una oportunidad de ser felices, juntos, de la mano. Hace poco he tenido noticias suyas, y me acordé de él. Ha sido uno de los hombres más importantes de mi vida. Pienso que será de esas espinitas que se alojan en algún rincón del corazón para toda la vida, de ésas que, si se rememoran, vuelven a hacer daño.

A Jesús


Has sido un tropiezo en mi camino.
Aunque nunca me creyeras,
no fuiste uno más en la lista:
en mi deambular
olvidé el corazón sobre tu nombre
y allí se quedó sin obedecerme
cuando lo obligué a volver a mi,
cuando lo obligué a olvidarte.

Has sido un hueco oscuro en mi pecho,
la imagen congelada de un beso en la noche.
Jamás podré olvidar tus ojos
que miraban con una ternura suave.

Has sido un sueño,
una equivocación,
otra piedra en el camino.

sábado, junio 10, 2006

Plegarias de libertad

Hay pesadillas que marcan. En algunas intentamos correr (huir) como alma que lleva el diablo; en otras, procuramos despegar ataviados con nuestra flamante capa roja a lo Superman mientras algo, alguien, parece tragarse a zancadas la tierra que dejamos a la espalda o ancla sus míseras y viscosas manos en nuestros tobillos sin permitirnos disfrutar de un romántico paseo por las nubes. Un día la pesadilla se hizo realidad y escribí esto, mi único grito en la noche solitaria...



PLEGARIAS DE LIBERTAD

Quiero escapar al otro lado,
donde las nubes bostezan
en la oscura noche.

Quiero escapar a la tierra
en la que las hadas de fuego
se mecen en las voces del aire.
Quiero llegar a los senderos
de luna llena,
al camino plagado de setas
y rayos plateados.

Quiero buscar el infernal paraíso
donde reine el más puro y enojoso silencio.
Quiero escapar de lo que sé,
de lo que compartimos,
a un lugar en el que yo elija a mis ángeles caídos.

Quiero llegar a la tierra de fauces abiertas,
de la sensualidad tentadora,
a la tierra de la vida,
la tierra de mis sueños que agonizan.

domingo, junio 04, 2006

Vacío

La inspiración llega, la mayoría de las veces, de imprevisto. Una imagen grabada a fuego en el recuerdo se transforma sobre el papel para convertirse en presente y mantener con vida lo vivido. Cada vez que releo este poema, que ecribí hace ya mil años (expresión que uso últimamente para referirme a mis vivencias en Isla Cristina), recuerdo mi sombra sobre el acerado del parque mientras me bebía las lágrimas por no sé qué agravio sentimental del que no quiero acordarme. Un día se la dejé leer al mejor profesor que he tenido nunca -ése con el que no sólo se aprende lo que hay en los libros, sino cómo es la vida- y se enamoró de este puñado de versos. Hoy he desenterrado mis recuerdos para ti, Eduardo. Espero que te guste saber que este poema siempre, se publique donde se publique, estará dedicado a ti, y no a quien se lo escribí. Ahí va.

A Eduardo Alonso


Por las sombras del parque
camina la loca.

La cabeza baja,
encogida, desnuda,
la loca camina sin camino cierto.

Su mirada se vuelve
de un lugar a otro,
perdida en la nada.

La loca tiene el alma deshecha
y el corazón envuelto
en trapejos de esparto.

No piensa ya casi,
o piensa demasiado.
Las entrañas lleva
liadas en la boca,
dejándola muda.

Por las luces del parque
camina la loca,
por la tristeza ámbar
de las farolas grises.

Desde lejos un grupo de niños
le grita: "¡Ahí va la loca!"
Y la loca no llora.
Tiene las lágrimas gastadas
de amargura.

La loca camina con el cuerpo descalzo,
los ojos secos
y el corazón roído.

La loca, por un cruce de caminos,
se marchita en las noches
vacías de invierno.

El niño de la boca de luna

Uno de esos días en los que las ganas de levantarme de la cama se me habían atragantado, hace ya mucho tiempo, abrió la puerta de mi vida un joven caballero apuesto, hermoso, de ojos negros como la noche... Estaba dispuesto a regalarme su sonrisa a cambio de nada, y yo le devolví el presente dedicándole este poema. Nunca estuvimos juntos, pero consiguió sacarme, a golpe de seducción, del profundo pozo en el que me sumí durante muchos años. Hoy voy a permitirme el lujo de abrir mi poemario internauta con este homenaje personal al niño de la boca de luna.


Hoy he decidido
que te mereces mi tiempo.
Y lo he decidido
porque mi pecho te duele,
porque yo sé que me sueñas.

Hoy he decidido
que me merezco tenerte.

Decidida estoy
a esperar que me hagas,
a que compongas mi vida
como se hace un poema.

Decidida por siempre
a adorarte en silencio
hasta que te des cuenta,
hasta que el cuerpo aguante.

He decidido hoy
que voy a esperarte
como a un sueño sin luna,
como a un tren sin horario.

Lo he decidido. No digas nada.
Ya no hay retorno posible.