lunes, junio 26, 2006

Cuervos 2

"Existe un lugar donde vagan las almas tristes, a la espera de una oportunidad de enmendar el mal...". Con estas palabras comenzaba Sarah (Mia Kirshner) su relato de la desgarradora historia de Ashe (Vincent Perez) en El Cuervo 2. Ciudad de ángeles. ¡Cuánta belleza en un puñado de letras!


II

Negro como la noche,
ojos de luna plateada,
vuelo abatido.
Baila con estrellas y sufre
porque lleva dentro mi esencia,
alma de ave lejana...

Desengaño.
Cuervo suave,
llévame al universo
de brillos infinitos
donde los sueños no existen,
donde los huecos oscuros
que separan las estrellas
son infinitas bandadas
de cuervos negros.

Cuervos.
Fuego fatuo del silencio.
Cuervos.

jueves, junio 22, 2006

Cuervos

La película El Cuervo 2. Ciudad de Ángeles marcó mi adolescencia. Y no porque sea un peliculón, sino porque se convirtió mi único refugio en madrugadas de imsomnio en las que lo daba todo por perdido. Muy sufrida yo, sí señores. Teñí mis cabellos dorados de negro azabache, perdí un puñado de kilos, y me dediqué a escribir, a leer a Gabriel Celaya y a ver El Cuervo una y otra vez. Me aprendí cada palabra que recitaban Vincent Perez, Iggy Pop y compañía e hice mía la historia, los personajes. Me hice amiga de los cuervos, esos pájaros de mal agüero con los que me sentí tan identificada. Y, cómo no, les dediqué una serie de poemas. Éste es el primero, mi favorito.


En la oscuridad más absoluta,
paz sepulcral y nocturna,
tiemblas, ave triste,
triste voz que ya no puede
gritar tu melancolía.

El regreso a un mundo
de mortales.
¡Oh, cuervo,
que absorbes toda mi luz!
¡Pájaro de carbón
y ojos eternos,
no te vayas de mi corazón metálico!

Sigue bebiendo la esencia
de mi alma gastada
por el paso de un amor
hecho jirones.

Deja que extienda mis sueños
como tus alas oscuras
en medio de mi noche,
casi tuya.

Soy

Una, de pronto, se siente un día capaz de todo. Un día de esos en los que todo sale bien, parece que la vida sonríe y el optimismo se filtra por los poros de un alma cansada, que no encontraba escapatoria a las garras del desamor. Un día todo brilla, ha pasado el tiempo suficiente para relegar al olvido la oscuridad y... todo brilla. Nunca olvidaré ese día de ilusión, un 30 de marzo de 2004.


Refugiándome en las alas de la luna
puedo ser una princesa
de largos cabellos,
o un hada en el bosque de las flores nocturnas.

Bajo la luna, soy bruja o enano,
dragón o arboleda.
A la luz de tus ojos
estoy desnuda, indefensa,
pero ahora puedo ser lo que soy,
una niña pequeña,
una amante perfecta,
todo corazón,
todo ojos, boca y piel
por ti, para ti.

Bajo tu luz, sólo sé ser tuya,
aunque me cueste la vida.

Un secreto

La poesía es de todo
el que sabe escuchar
el mar sobre el papel,
del que sabe desmenuzar el paraíso
en un puñado de garabatos,
de los que vuelan sin alas,
navegan sin barco
y tienen en los ojos el brillo
que otorgan las estrellas.

La poesía
es de los que ven
lo que el resto del mundo ignora,
de los que soñamos despiertos...

viernes, junio 16, 2006

Nada

Mis poemas son tristes. No suelen hablar de amor correspondido. Qué le vamos a hacer, si el dolor me hace escribir... Este poema tiene muchos años. El amor se iba marchitando. Para mí se iba convirtiendo en obsesión, para él se tranformaba en rechazo, aunque en algún momento intercambiamos los papeles. Una lucha sin tregua y sin finales felices de comer perdices. Y éstas eran mis sensaciones. ¿Qué os parece?


Por los resquicios abstractos del alma
hay un hueco de hollín envasado al vacío;
nada arde, nada late.

Se ha marchado ya otro beso hacia el olvido
y el silencio febril lo abarca todo;
nada vuela, nada vive.

La ansiedad pesa sobre los hombros raídos,
la carga se me ha hecho insoportable.
Nadie llora, nadie ríe.

No quiero ver tus ojos en los míos.
Ahora tengo yo la fuerza que tú añoras.
¡Qué secos estos ojos!
¡Qué negra esa mirada!

Adiós (ya no te amo).
No podemos cambiar nada.
¡Vuela lejos!
Y no vuelvas que, en mi alma,
el dolor ha empañado los cristales.

Un hueco oscuro en mi pecho

Hace muchos años que escribí esto. Hubo un momento de confusión en mi vida que duró meses, tal vez años... Tenía los ojos marrones, una sonrisa que me volvía loca y unas manos que me hacían olvidar que estaba enamorada de otra persona. Creo que le amé, a mi manera. Él no entendió muchas cosas de mí que yo, a día de hoy, tampoco comprendo. Deberíamos haber sido valientes, probar si la vida nos daba una oportunidad de ser felices, juntos, de la mano. Hace poco he tenido noticias suyas, y me acordé de él. Ha sido uno de los hombres más importantes de mi vida. Pienso que será de esas espinitas que se alojan en algún rincón del corazón para toda la vida, de ésas que, si se rememoran, vuelven a hacer daño.

A Jesús


Has sido un tropiezo en mi camino.
Aunque nunca me creyeras,
no fuiste uno más en la lista:
en mi deambular
olvidé el corazón sobre tu nombre
y allí se quedó sin obedecerme
cuando lo obligué a volver a mi,
cuando lo obligué a olvidarte.

Has sido un hueco oscuro en mi pecho,
la imagen congelada de un beso en la noche.
Jamás podré olvidar tus ojos
que miraban con una ternura suave.

Has sido un sueño,
una equivocación,
otra piedra en el camino.

sábado, junio 10, 2006

Plegarias de libertad

Hay pesadillas que marcan. En algunas intentamos correr (huir) como alma que lleva el diablo; en otras, procuramos despegar ataviados con nuestra flamante capa roja a lo Superman mientras algo, alguien, parece tragarse a zancadas la tierra que dejamos a la espalda o ancla sus míseras y viscosas manos en nuestros tobillos sin permitirnos disfrutar de un romántico paseo por las nubes. Un día la pesadilla se hizo realidad y escribí esto, mi único grito en la noche solitaria...



PLEGARIAS DE LIBERTAD

Quiero escapar al otro lado,
donde las nubes bostezan
en la oscura noche.

Quiero escapar a la tierra
en la que las hadas de fuego
se mecen en las voces del aire.
Quiero llegar a los senderos
de luna llena,
al camino plagado de setas
y rayos plateados.

Quiero buscar el infernal paraíso
donde reine el más puro y enojoso silencio.
Quiero escapar de lo que sé,
de lo que compartimos,
a un lugar en el que yo elija a mis ángeles caídos.

Quiero llegar a la tierra de fauces abiertas,
de la sensualidad tentadora,
a la tierra de la vida,
la tierra de mis sueños que agonizan.

domingo, junio 04, 2006

Vacío

La inspiración llega, la mayoría de las veces, de imprevisto. Una imagen grabada a fuego en el recuerdo se transforma sobre el papel para convertirse en presente y mantener con vida lo vivido. Cada vez que releo este poema, que ecribí hace ya mil años (expresión que uso últimamente para referirme a mis vivencias en Isla Cristina), recuerdo mi sombra sobre el acerado del parque mientras me bebía las lágrimas por no sé qué agravio sentimental del que no quiero acordarme. Un día se la dejé leer al mejor profesor que he tenido nunca -ése con el que no sólo se aprende lo que hay en los libros, sino cómo es la vida- y se enamoró de este puñado de versos. Hoy he desenterrado mis recuerdos para ti, Eduardo. Espero que te guste saber que este poema siempre, se publique donde se publique, estará dedicado a ti, y no a quien se lo escribí. Ahí va.

A Eduardo Alonso


Por las sombras del parque
camina la loca.

La cabeza baja,
encogida, desnuda,
la loca camina sin camino cierto.

Su mirada se vuelve
de un lugar a otro,
perdida en la nada.

La loca tiene el alma deshecha
y el corazón envuelto
en trapejos de esparto.

No piensa ya casi,
o piensa demasiado.
Las entrañas lleva
liadas en la boca,
dejándola muda.

Por las luces del parque
camina la loca,
por la tristeza ámbar
de las farolas grises.

Desde lejos un grupo de niños
le grita: "¡Ahí va la loca!"
Y la loca no llora.
Tiene las lágrimas gastadas
de amargura.

La loca camina con el cuerpo descalzo,
los ojos secos
y el corazón roído.

La loca, por un cruce de caminos,
se marchita en las noches
vacías de invierno.

El niño de la boca de luna

Uno de esos días en los que las ganas de levantarme de la cama se me habían atragantado, hace ya mucho tiempo, abrió la puerta de mi vida un joven caballero apuesto, hermoso, de ojos negros como la noche... Estaba dispuesto a regalarme su sonrisa a cambio de nada, y yo le devolví el presente dedicándole este poema. Nunca estuvimos juntos, pero consiguió sacarme, a golpe de seducción, del profundo pozo en el que me sumí durante muchos años. Hoy voy a permitirme el lujo de abrir mi poemario internauta con este homenaje personal al niño de la boca de luna.


Hoy he decidido
que te mereces mi tiempo.
Y lo he decidido
porque mi pecho te duele,
porque yo sé que me sueñas.

Hoy he decidido
que me merezco tenerte.

Decidida estoy
a esperar que me hagas,
a que compongas mi vida
como se hace un poema.

Decidida por siempre
a adorarte en silencio
hasta que te des cuenta,
hasta que el cuerpo aguante.

He decidido hoy
que voy a esperarte
como a un sueño sin luna,
como a un tren sin horario.

Lo he decidido. No digas nada.
Ya no hay retorno posible.