martes, julio 18, 2006

Última noche entre tus brazos

Es un misterio, y un secreto. Nadie sabe cuándo, cómo ni por qué volvió a suceder entre nosotros. Yo buscaba mi camino. Él había encontrado el suyo en otros brazos. Una noche, inexplicablemente, volvió a los míos. Fue breve pero intenso. No hubo despedidas con pañuelitos blancos, ni reproches... Casi no hubo palabras, sólo besos y piel. Ni un adiós o un hasta luego. Entonces comprendí que había dejado de quererlo y pude seguir adelante con mi vida. Dejé de llorar y supe que el mundo era más bello sin su desprecio. Pero aquella noche fue, por un instante, la noche en la que más le amé en mi vida.

Perdidos en el micromundo
de sábanas y besos
nos deshacemos de nuevo
dejándonos la piel
por las rendijas.
Un paraíso desnudo
recoge mi alma y la levanta,
me mira con deseo
y me rindo, pequeña,
ante sus ojos de luz.
Mis dedos surcando
los ríos de tu piel mojada,
los tuyos quemándome
hasta los sueños,
soltando las palomas de mi pecho,
arrastrándome al abismo
eléctrico de tus ganas...