jueves, enero 25, 2018

María


Hoy cumplirías 13 años.
Hoy estarías pensando en los primeros amores, seguirías aplicando tu inteligencia a los estudios, probablemente en Primero de la ESO, y te probarías un brillo de labios mientras te acicalas, coqueta, frente al espejo.

Serías ya una mujercita de incipiente adolescencia, quizás escribirías los primeros versos de un poema a ese chico tan guapo del pupitre de la esquina, y seguirías regalando tu sonrisa al mundo.

Habrías visto mil películas más y empezarías ya a maquinar qué traje de gitana es el más chulo para la próxima romería. Hoy hubieras recibido un aluvión de regalos y de abrazos y de sonoros besos, te habrían regalado las primeras sombras de ojos y esa colonia que te vuelve loca.

Habrías empezado a ser consciente de que la vida es pa vivirla, y te imaginarías cómo sería tu futuro, qué carrera escogerías, si tendrías hijos y cuántos y cuándo y con quién...

Hoy, pequeña María, debías cumplir 13 años. Y yo no debía de haber conocido a tu tío ni a tu madre ni a tus abuelos. 
Al menos no en estas circunstancias. Tal vez sí en otras más hermosas de primaveras nuevas y brillo en los ojos de pura esperanza. Tal vez nuestros caminos iban a cruzarse de todos modos, pero igual de una forma más sencilla y agradable, con tu presencia y la de tu padre alegrando cada rincón de la casa.

Pero hoy no estás. Y hoy lo que sí debería pasar es que el monstruo que te arrebató el aliento vuelva a la caverna oscura de la que nunca debió salir. Malnacido.

Sólo le pido al universo, pequeña, que te regalen Justicia a raudales. Y algo de paz para el alma de los tuyos.

Soplaré las velas por ti

Que así sea.





lunes, enero 22, 2018

Desconexión


Pasamos el fin de año
a miles de kilómetros
y me zambullí contigo
en este 2018
plagado de incógnitas.

Hablábamos entonces
y te imaginaba allí,
en la playa de Dumbo.
Podía sentirte al apretar las manos,
sentir tu aliento
en la noche gélida.

Ahora se me antoja
un imposible tu presencia.
El desinterés ha ganado
la batalla.
Qué le vamos a hacer.
La vida sigue.
Y la desconexión
es definitiva.

Siempre nos quedarán
el puente de Brooklin 
y la ciudad luminosa
como telón de fondo.
Alguna vez nos quisimos.
Te sentí.
Sentí tu aliento
en las noches gélidas.
O quizá fue un espejismo.
Quien sabe.
Ahora toca
desconectarse,
sacudirse el amor
y volver a la vida.

jueves, enero 18, 2018

El camino


Sólo me queda un camino,
un resquicio en el mapa
por donde seguir vagando.

Ni el sueño
me acompaña en esta noche.
Retumban las paredes,
me truenan los silencios
 y me caigo.

Pero todavía me queda un camino:
el mío sin ti,
tan obligado,
tan de pies a rastras,
tan lánguido
e inútil
como cada segundo
que no te tengo cerca.

Se me nublan los recuerdos.
Apenas reconozco
tu voz en mi memoria.

Me queda un camino.
Hostil, terroso y polvoriento.
Lo recorreré
hasta que llegue mayo
y la primavera
me decore la vereda
con margaritas blancas
y matas de romero.

Huiré como un guiñapo.
Sin fe ni pesadillas
ni sueños que se cumplen.

Tomaré la única salida
a este amor que se me enquista dentro
y me hiere y me revuelve
y me destroza las entrañas.

Adiós, bonito.
Doy gracias por lo nuestro.
Quizás en otras vidas
andemos el camino
cogidos de la mano.

miércoles, enero 17, 2018

Llueven paraguas


No puedo evitar tu derrumbe.
La impotencia me invade
porque te veo abatido
por la sinrazón de la injusticia
más tremenda
que ningún ser humano
haya podido contemplar.

No puedo abrazarte con fuerza,
agarrarte las manos
y sacarte del pozo
que devora
tus ganas
de vivir,
de soñar,
de reírte de nuevo.

Pero puedo mandarte
un diluvio
de palabras,
puedo hacer 
que te lluevan
paraguas
que protejan
tu sombra.

Puedo enviarte
el corazón abierto
mientras bailo en el desastre,
puedo mandarte
los besos
que te pertenecen,
mis brazos abiertos,
mis manos vacías.

Puedo hacer que un día más
sea un día menos
en esta cuenta atrás
de la vida.

Puedo.
Y quiero.
Porque te quiero.

domingo, enero 14, 2018

La poesía


Confersate mis secretos
más oscuros
me ha removido la tripas
en un balance trágico
de años de amor
y de violencia 
en el pozo del infierno.

Tú, mi confidente,
estás pero no estás.
Es tan extraño
hablar con un fantasma...

Sin embargo,
y aunque ya no te dejes
caer por los versos
en las madrugadas
de este invierno
interminable,
tengo la sensación
dulce de destaparme
para ti sin pudor,
porque sabes leerme
con otros ojos,
con esos ojos
con los que nunca 
me han mirado todavía.

Me bebo las lágrimas
y las ilusiones
las vivo a medias
porque no estás tú.

Pero, pequeño carajaula,
te siento por ahí,
por algún lugar
entre mi pulso
y mi mirada de esperanza;
te siento aquí,
dentro de mí,
como el verso
más bonito
de un poema por terminar.

sábado, enero 13, 2018

Diez años sin Mari Luz


http://m.huelvainformacion.es/huelva/anos-BMari-Luz-CortesB_0_1208879335.html

Me costó escribirlo una semana de tristeza y de corazón encogido. Lo siento, soy muy sensible y pa mí Mari Luz fue especial. Porque soñaba con ella, con que aparecía sana y salva, con que conseguía rescatarla de los brazos de sus secuestradores. No pudo ser. Siempre se quedará grabada en mis recuerdos, como una herida abierta, la misma que me reabrió hace casi cinco años el asesinato vil de María, la almonteña más valiente que nadie haya conocido nunca, y de su padre, Migue. Descansen en paz y que se haga JUSTICIA.

Qué voy a hacer sin vos


De tu paso por mi cuerpo
sólo quedan las huellas
invisibles
de tus manos.
De tu irrupción en mi vida
apenas quedan el recuerdo
del correteo
de tus pies descalzos
por el piso,
un par de chicles 
sobre el microondas
y alguna botella
de amaretto
olvidada sobre un estante.

Qué voy a hacer sin vos
cuando tu voz
también se apague,
cuando dejes
de estar para siempre
y no puedas escuchar
mis gritos
en la madrugada.

Porque me he acostumbrado
a tu fantasma,
a soñarte
y besarte
sin sentir
el calor
de tu piel desnuda.

Pero no sé si sobreviviré
a la estocada
definitiva,
al descabello
de tu ausencia
irrevocable.

Qué haré sin vos.
Quizá me pliegue 
sobre mí misma,
quizá haga un ovillo
con el amor
que me quede
y lo eche a rodar, 
ladera abajo,
por el precipicio del olvido.

Quizá allí, 
en la oquedad
profunda de la madre Tierra,
lo entierre para siempre.
Quizá me vuelva hielo,
quizá...

jueves, enero 11, 2018

La desgana


Te gana la desgana
y noto que resbala
por mis requerimientos.

No sabes el alcance
que tienen esas balas
minadas de silencio.

Qué gris la madrugada,
que triste la mañana
sin escuchar tu aliento.

El amor se me apaga: 
tú no me quieres nada,
yo hoy me estoy muriendo.

En esta encrucijada
desátame las alas
que quiero volar lejos
de tu boca cerrada,
de tu hiriente metralla,
del futuro sin fuego,
del presente que acaba,
del pasado plagado
de tu ingrato recuerdo.


miércoles, enero 10, 2018

Cajón desastre



Bienvenidos 
a mi cajón desastre.
En su caos
guardo un corazón
malherido,
los besos que no regresan
y las noches
de luna y vino.

Si rebuscan
un poco más,
encontrarán el dolor
y la desidia,
pero también un brillito
en los ojos
de la esperanza
que nunca se pierde.

Les bastará una ojeada
para ver mi boca, 
que se marchita
y se olvida 
de asumir
que él nunca volverá
a recorrer
los pasillos de esta casa.

Metan la mano
y muevan,
como los bolos de la lotería,
mi descalabrado
cajón desastre.

Entonces
hallarán lo auténtico:
el corazón desbocado,
los brazos abiertos, 
las manos vacías...
Y verán el fantasma,
las lágrimas derramadas,
el futuro que no llega
y el olvido que atenaza.
Y los silencios. 
Demasiado silencio
para mi alma
ruidosa.

Pasen, pasen y vean,
que así vivo,
por su amor
en el desastre.

Frenar enero


...."Que yo quiero encontrarme en tus ojos
Que me ganes y puedas perderme
Que me queden algunos antojos
Y me dejes sabor al pensarte
Y me crezca pintándote en rojo
Que me hables de vida y presienta
Que nací pa' vivirla contigo
Que me toques la cara y me muera
Cada vez que te arañe el destino
Alguien que sepa frenar enero
Alguien que sepa que viene fuerte
Que me cuente lo que yo no sé
Y me deje mi tiempo después
Para así abrazarte sin verte...".

Vanesa Martín
Hoy estoy en blanco.
El día gris
me ha robado
las ganas
de sonreírle a la vida.

El único resquicio
de magia
lo encontré
en el eco
de tu voz cansada.

Ha sido el único
destello firme
en la negrura despiadada
de la lluvia
que no cesa.

A veces
se me desvanece
la esperanza.
A menudo
el pecho
me late vacío,
sin carne y manos
que lo reanimen,
sin besos
ni un futuro
que pagar a plazos.

En blanco.
En blanco y negro
se me pasan los días,
que trato de rellenar
de vivencias inútiles
si no estás a mi lado.

Y ahora ya no sé
qué más escribir.
Buenas noches.



lunes, enero 08, 2018

En Viena bailaré contigo...

                  

En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.

Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.

En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.

Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del "Te quiero siempre".

En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orilla tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.


Pequeño vals vienés.
De Poeta en Nueva York.
Federico García Lorca

Buena suerte


Este año no vamos
a deshojar la margarita.
Vamos a tirarnos de espaldas
sobre una pradera
de tréboles de cuatro hojas.

No sientas miedo.
Recuéstate a mi lado.
Apriétame fuerte la mano
y vamos a contemplar
las figuras que
dibujan las nubes.

Nos brillarán los ojos
cuando, con la primavera,
se hayan marchado
los fríos que calan los huesos.
Entonces cerraremos los ojos
y nos bañaremos
en el sol caliente,
sentiremos sus rayos
por el perfil deslizados,
y soñaremos más grande,
más fuerte,
más alto.

Y los tréboles mansos
siluetearán nuestros cuerpos
y la suerte, por fin,
estará a nuestro lado.

sábado, enero 06, 2018

Calma



Shhhhh.
Calma.
No te quedes solo
en el agobio,
no te encierres
en la fortaleza.

Respira.
Hondo, si puedes.
Suelta luego
todo lo que hiere.

Estoy cerca.
Siente mi caricia.
Siente el beso firme
de mis labios
en la nuca.
Calma.

Llámame.
Despiértame.
Agárrate a mi mano.
No tengas reparo.
Que quiero ayudarte.

Calma, bonito.
Vendrán tiempos mejores.
No sufras,
no te castigues,
desconecta
de lo que hace daño.

Respira. 
Y si no te escucho...
grita.


viernes, enero 05, 2018

Salud y Justicia



No pido mucho.
Salud y Justicia.
Por ello brindo
y escribo con tinta de tinto
mi carta
a los Magos de Oriente.

Lo del amor
 tendrá que esperar.
Lo de tu boca,
tu piel,
tus caricias
lo dejo para otro día.
Para otro año si eso.
Para otro lustro.
Para otro siglo. 
Para otra vida.

Hoy sólo pido
salud para los míos
y para mí, para quererme.
Y Justicia
también para los míos,
especialmente para ti,
que te mereces 
toda la del mundo.
Lo pido con fuerza.
Le grito al universo.

También le grito tu nombre.
Pero eso ya para otro año,
otro lustro,
otro siglo,
otra vida.

Los amantes


Como los amantes de Magritte,
ciegos de furia y deseo,
así nos encontramos antaño.
Sin vernos, nos daba igual,
nos sobraban piel y manos
para reconocernos en las sombras.

Cuando el MoMA 
me ofreció esta imagen
pense en aquellos momentos.
Pensé en ti.
En tu boca con la mía.
En tu lengua con mi lengua.
En ti derramado en mí
en una cúspide perfecta,
volcán hirviente
de carne y fuego.

Y pensé, pensé que se acaba.
Pensé que no vuelves.
Pensé que los amantes
se quedarán así,
para siempre jamás
inmortalizados
(sin ya reconocerse)
en un recóndito rincón
del museo de la vida.



jueves, enero 04, 2018

Como una brizna de hierba



LEONARDO: ¡Calla!

NOVIA:
Desde aquí yo me iré sola.
¡Vete! ¡Quiero que te vuelvas!

LEONARDO:
¡Calla, digo!

NOVIA:
Con los dientes,
con las manos, como puedas.
quita de mi cuello honrado
el metal de esta cadena,
dejándome arrinconada
allá en mi casa de tierra.
Y si no quieres matarme
como a víbora pequeña,
pon en mis manos de novia
el cañón de la escopeta.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!

LEONARDO:
Ya dimos el paso; ¡calla!
porque nos persiguen cerca
y te he de llevar conmigo.

NOVIA:
¡Pero ha de ser a la fuerza!

LEONARDO:
¿A la fuerza? ¿Quién bajó
primero las escaleras?

NOVIA:
Yo las bajé.

LEONARDO:
¿Quién le puso
al caballo bridas nuevas?

NOVIA:
Yo misma. Verdad.

LEONARDO:
¿Y qué manos
me calzaron las espuelas?

NOVIA:
Estas manos que son tuyas,
pero que al verte quisieran
quebrar las ramas azules
y el murmullo de tus venas.
¡Te quiero! ¡Te quiero! ¡Aparta!
Que si matarte pudiera,
te pondría una mortaja
con los filos de violetas.
¡Ay, qué lamento, qué fuego
me sube por la cabeza!

LEONARDO:
¡Qué vidrios se me clavan en la lengua!
Porque yo quise olvidar
y puse un muro de piedra
entre tu casa y la mía.
Es verdad. ¿No lo recuerdas?
Y cuando te vi de lejos
me eché en los ojos arena.
Pero montaba a caballo
y el caballo iba a tu puerta.
Con alfileres de plata
mi sangre se puso negra,
y el sueño me fue llenando
las carnes de mala hierba.
Que yo no tengo la culpa,
que la culpa es de la tierra
y de ese olor que te sale
de los pechos y las trenzas.

NOVIA:
¡Ay que sinrazón! No quiero
contigo cama ni cena,
y no hay minuto del día
que estar contigo no quiera,
porque me arrastras y voy,
y me dices que me vuelva
y te sigo por el aire
como una brizna de hierba.
He dejado a un hombre duro
y a toda su descendencia
en la mitad de la boda
y con la corona puesta.
Para ti será el castigo
y no quiero que lo sea.
¡Déjame sola! ¡Huye tú!
No hay nadie que te defienda.

LEONARDO:
Pájaros de la mañana
por los árboles se quiebran.
La noche se está muriendo
en el filo de la piedra.
Vamos al rincón oscuro,
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente,
ni el veneno que nos echa.

(La abraza fuertemente.)

NOVIA:
Y yo dormiré a tus pies
para guardar lo que sueñas.
Desnuda, mirando al campo,
como si fuera una perra, (Dramática.)
¡porque eso soy! Que te miro
y tu hermosura me quema.

LEONARDO:
Se abrasa lumbre con lumbre.
La misma llama pequeña
mata dos espigas juntas.
¡Vamos!

(La arrastra.)

NOVIA:
¿Adónde me llevas?

LEONARDO:
A donde no puedan ir
estos hombres que nos cercan.
¡Donde yo pueda mirarte!

NOVIA: (Sarcástica)
Llévame de feria en feria,
dolor de mujer honrada,
a que las gentes me vean
con las sábanas de boda
al aire como banderas.

LEONARDO:
También yo quiero dejarte
si pienso como se piensa.
Pero voy donde tú vas.
Tú también. Da un paso. Prueba.
Clavos de luna nos funden
mi cintura y tus caderas.

(Toda esta escena es violenta, llena de gran sensualidad.)

NOVIA: ¿Oyes?

LEONARDO: Viene gente.

NOVIA:
¡Huye!
Es justo que yo aquí muera
con los pies dentro del agua,
espinas en la cabeza.
Y que me lloren las hojas.
mujer perdida y doncella.

LEONARDO: Cállate. Ya suben.

NOVIA: ¡Vete!

LEONARDO:
Silencio. Que no nos sientan.
Tú delante. ¡Vamos, digo!

(Vacila la novia)

NOVIA: ¡Los dos juntos!

LEONARDO: (Abrazándola)
¡Como quieras!
Si nos separan, será
porque esté muerto.

NOVIA:
Y yo muerta.


Bodas de sangre, Federico García Lorca.
Vídeo: La novia, Paula Ortiz.

El palacio de cristal


La niebla empaña
los cristales obvios
de mi palacio de cristal.
Con todo,
puede asomarse usted
y contemplar
sin rubor toda su estructura:
las vértebras
que me mantienen en pie,
metal helado,
la bóveda acristalada 
y los labios rojos.

El mundo se desmorona
allá fuera.
Y yo canto
para espantar
a las alimañas.
Canto y lloro
para detener el tiempo,
para cambiar el sino.

De nada sirve nada.
Mejor será que 
mi palacio de cristal
oculte al sol
su evidente fachada
y su interior luminoso,
impregnado en cada esquina
de un amor irreversible
pero que se ahoga,
que pierde fuelle
y que se anuda al cuello
la soga del destino.

Será mejor tapiar
los cristalinos muros,
poner freno a la luz,
dejar de creer
y encerrame dentro
para siempre.

Así quizá, solo quizá,
tu camino se me muera
y tu recuerdo
no sea más que eso,
un recuerdo cualquiera
sembrado en el olvido
de lo que pudo ser
y el universo
conspiró para que sucediera
solo a medias.

Se acerca el momento
de la clausura.

miércoles, enero 03, 2018

Cosmic love


Tu fantasma


No te recuerdo
ya como un ser corpóreo.
Eres una imagen estática,
una voz
que me acompaña
y me mece...
un extraño 
indomable,
poderoso reverso. 

No recuerdo ya
cómo era el brillo de tus ojos
cuando te atrevías a mirarme.
Apenas vislumbro a lo lejos
el tacto de tu piel suave.

Sigues ahí.
Vas echando raíces,
 creciéndome dentro. 
Pero no estás.
Eres un auténtico fantasma.

martes, enero 02, 2018

Lo imposible


Mañana habrá palomas en los mares
ocultas entre bancos de coral.
Mañana habrá delfines en las calles,
se llenará de algas la ciudad.
Se vestirán de corto las sirenas,
pasando por la arena del real.

Habrá luces azules en el corazón del gato,
Habrá colores rojos navegando en Mazagón.
Habrá camisas amarillas en el escenario,
se volverá a sentar la abuela en el escalón.

Habrá...
mañana habrá palomas en los mares
entre bancos de coral...

Mañana habrá delfines en las calles,
saltando entre las olas de cartón.
Mañana habrá dragones en las Cortes
y bailará la estatua de Colón
un chotis en la plaza Catalunya
una sardana en la Puerta del Sol.

Habrá luces azules en el corazón del gato,
Habrá colores rojos navegando en Mazagón.
Habrá camisas amarillas en el escenario,
se volverá a sentar la abuela en el escalón.


Habrá luces azules en el corazón del gato,
Habrá colores rojos navegando en Mazagón.
Habrá camisas amarillas en el escenario,
me volverá a leer la abuela en el escalón.

Habrá... mañana habrá
delfines en las calles...
Mañana habrá... mañana.

La compañía


Catorce bajo cero.
Noche cerrada
bajo el puente
de Brooklin.
Expira un año
extraño,
de adioses definitivos
y de inesperados
encuentros,
un año plagado 
de besos e injusticias
a partes iguales.

Catorce bajo cero
en la playa de Dumbo.
La cuenta atrás
comienza.
Me la relatas
como un mal presagio.
O como el más excelente
de ellos.
Quién sabrá
qué nos depara
el camino
infestado de señales.

Te siento allí.
Se me congelan los dedos
y no puedo parar de leerte.
Seis mil kilómetros
separan tu mano
de mi mano
y noto tu calor,
tu amor extraño.

Tic tac.
Restamos minutos
al 2017 neoyorkino
y volvemos
(por segunda vez
en seis horas) 
a felicitarnos
el año que llega.
Qué mejor verso
para la bienvenida.

No hubo fuegos de artificio
y la carne helada
me importó un bledo
porque allí,
en aquel preciso momento,
en aquel precioso lugar,
sentí más que nunca
la irremediable felicidad
de tu compañía.