viernes, diciembre 21, 2007

Contando los días

Para aquellos que no seáis de Isla Cristina o de Cádiz imagino que será difícil entender cuál es el sentimiento de una isleña cuando le hablan del carnaval, cuando le llega en el tufillo el dulce aroma del aire de febrero. Veréis, se trata, simplemente, de una forma de vivir la vida.


Una vez entendido esto, no resultará demasiado complicado para vosotros comprender qué es no disfrutar el carnaval de verdad desde 2004 para mí, para mi sangre, para mi espíritu... Fue hace tres años cuando me vine a vivir a Huelva, cuando me introduje en esta maravillosa vorágine del periodismo que tanto me apasiona, pero Don Carnal se paseaba cada febrerillo loco por las calles de mi pueblo blanco y yo le miraba con envidia en la distancia.


Estaba delgadita, eh?

Este año, sin embargo, la cosa será diferente. Una maravillosa semana de vacaciones me permitirá no sólo vivir día a día el carnaval de calle, sino asistir a las semifinales del concurso de comparsas y murgas en el teatro Horacio Noguera... Y ya estoy contando los días.

Eli y yo el día de las Viudas

Entretanto, miro y remiro estas fotografías de mi último año de diversión verdadera en Isla Cristina al compás de La Higuerita Marinera, el pasodoble de carnaval que desde que tengo uso de razón se canta a las puertas del teatro cuando acaba la final del concurso carnavalero, como corte de cinta para que Don Carnal tome las calles sin reparos. Imaginaos la imagen: miles de isleños, todos a la par, cantando una letra tan hermosa como la que os dejo entre las fotos (el himno del Carnaval). Espero que os gusten.


Las dos Elis y Carmelo

Cada mañana temprano,
yo salgo para pescar
y entre oleajes y espumas
el pan pa mis hijos yo le arranco al mar.
Yo tengo la piel morena,
morena de sol y sal,
y el alma del marinero,
igual que a mi pueblo
que quiero a rabiar.

Peret y Carmelo en el Gran Teatro

Todos los días miro al cielo
cuando comienzo a faenar
y sólo pido al Supremo
que me de fuerzas pa trabajar.
No me importan los sudores
ni temo al viento ni al temporal
porque sé que al marinero
protege su vida la Virgen del Carmen
que vive en el mar.
Ella cubre con su manto
a to el hombre honrao
que sale a pescar.

Sí. La de la izquierda soy yo. Jajaja
Y este humilde homenaje
yo con mi comparsa quiero dedicar
a mi pueblo chiquetito,
que todo lo saca del agua salá.
La Higuerita Marinera,
tiene por bandera: agua, viento y sal.

( Comparsa La Higuerita Marinera, 1982).

jueves, diciembre 20, 2007

Los fantasmas del pasado

Siempre regresan a mi vida los días oscuros, de lluvia tras los cristales, sueños rotos y sentimientos viejos. Anoche fue uno de ellos.




He vuelto a besar la tierra
con las lágrimas del cielo.
Un traspiés me ha despertado
con el corazón encogido,
escupiéndome a la cara
los fantasmas del pasado;
arañándome la espalda,
haciéndome vulnerable,
revolviendo el miedo
en mi estómago vacío.
Con las manos heladas
sin el calor de tu aliento
volví a caminar inerte,
con las heridas abiertas.
Ahora sólo me queda
esconderme tras mi mirada verde
y escribir, escribir siempre,
para encontrar el consuelo.

El telón de los disfraces (II)

Hace tiempo os dejé por aquí la letra de una canción maravillosa de Manuel Carrasco, dedicada al teatro Gran Vía, el corazón del carnaval de Isla Cristina, que fue devorado hace poco más de un año por una demoledora pala metálica. El mágico edificio de altos techos y sabor a serpentina ha desaparecido de nuestras vida pero, afortunadamente, siempre permanecerá en nuestra memoria, en nuestros recuerdos carnavaleros y en canciones tan exquisitas como ésta. Besos a todos. He vuelto.

lunes, octubre 22, 2007

El amargo final con olor a nuevo

Se acabó. Entre mis manos expira el hermoso volumen de la obra más bella de Carlos Ruiz Zafón. Me resistí a empezar, lo reconozco. Me aburrían sus primeras páginas (excepto la maravillosa descripción del enigmático Cementerio de los Libros Olvidados.

Al igual que Daniel Sempere con Julián Carax, volví a encontrarme con sus páginas blanco roto de olor a nuevo. Siempre estuvieron en el fondo ahí, esperándome a que descubriera los misterios de esa Barcelona sucia y febril, de ojos negros y profunda mirada.

Acabar con la lectura de La sombra del viento me ha hecho sentir algo que hacía tiempo que no recordaba: ese amargo sabor que deja en el paladar la certeza de que la historia que te ha acompañado cada noche, de pronto se acaba. Me gustaría que sus personajes, desde la Clara de los primeros capítulos hasta el leal Fermín, siguieran en mi mesilla de noche mil meses más. Eso sí, como mi memoria tiene la deliciosa virtud (disculpen mi falta de modestia) de poder olvidar la esencia de las historias que leo, no pasará mucho tiempo hasta que vuelva a sumergirme en la bruma azul de sus rugosas páginas.

"Un libro que no leas dos veces, no mereció la primera lectura"

domingo, octubre 07, 2007

Te doy una canción

Hoy volví a acordarme de esta maravillosa canción de Silvio Rodríguez, un tema que me acercó hace tiempo Carmelo y que hoy yo, como emisaria de los clásicos, quiero traer para vosotros.

http://es.youtube.com/watch?v=wsqurFQx6p0

Cómo gasto papeles recordándote,
cómo me haces hablar en el silencio
y cómo no te me quitas de las ganas,
aunque nadie me vea nunca contigo.
Y cómo pasa el tiempo,
que de pronto son años,
sin pasar tú por mí detenida.

Te doy una canción
si abro una puerta
y de las sombras sales tú.
Te doy una canción
de madrugada,
cuando más quiero tu luz.
Te doy una canción
cuando apareces,
el misterio del amor.
Y si no lo apareces
no me importa,
Yy te doy una canción.

Si miro un poco afuera
me detengo.
La ciudad se derrumba
y yo cantando.
La gente que me odia
y que me quiere
no me va a perdonar
que me distraiga.
Creen que lo digo todo,
que me juego la vida,
porque no te conocen
ni te sienten.

Te doy una canción
y hago un discurso
sobre mi derecho a hablar.
Te doy una canción
con mis dos manos,
con las mismas de matar.
Te doy una canción
y digo: Patria,
y sigo hablando para ti.
Te doy una canción
como un disparo, como un libro,
una palabra, una guerrilla...
como doy el amor
.

sábado, octubre 06, 2007

Patricia Nogales

Mi despedida de la Nogales ocurrió a deshora. Hace pocos minutos, más bien, y eso que contamos las 5 de la madrugada en este instante. Y no hubo llantos, como si mañana fuera a entrar en la redacción del periódico y volviera yo a vislumbrar sus ricitos morenos bailoteando al ritmo de las teclas del ordenador, como siempre.




Ahora que he llegado a casa, después de una noche de despedida sin adiós, con un simple hasta luego que sale del alma me doy cuenta de que el lunes, cuando aterrice en la vida 'diaria' de este inagotable turno de 10 días posvacacional no volveré a recibir su visita en el poyete de mi ventana, ni a oler el café que rezuma su sonrisa de pequeña muñeca. Tampoco intuiré su reojillo mirando (curiosa) mi panel fotográfico en el que ella siempre tendrá un papel protagonista, siempre a la altura de las circunstancias.




Se va mi Patri, la hermana, de mi lado. Me deja bien acompañada, lo sé, pero su ausencia comienza a pesar en esta noche de despedidas sin pañuelitos blancos adornados de caracolas ni treguas de broma y pamplinas. Se va de verdad de la buena y ahora estoy empezando a asimilarlo.

Se marchan el caminar desgarbado (pero siempre con gracia, que conste) de sus tirabuzones, su colmillo afilado y la palabra precisa. El titular perfecto, la consulta, los mails en las tardes de invierno (y de verano), su pasión por Helenio y Vicente, su complicidad con Justo, su balcón del Matadero con vistas al polo químico, su orden y concierto... su paciencia infinita.


Qué será ahora de esas crónicas educativas, del rector y Manolo Acosta, de la UHU, de los cheques libro, de la selectividad sin que ella nos la cuente y de la pila de libros sobre el escritorio ajado... La silla azul te espera, como te dijera ayer, Pa. La lágrima llega ahora, al recordar la fotografía vespertina de los compañeros, sazonada con el sabor dulzón de esos pasteles exquisitos que tan poco te gustan. Un segundo apenas congelado para el recuerdo.


No voy a adornar más esta despedida, pequeña. Como ya te dije, pienso (espero con fe, por qué no decirlo) que esto no será más que un hasta luego. Tu rinconcito junto a la ventana, con vistas a la ría de Huelva, te seguirá esperando hasta que decidas volver. Sólo deseo que sepas que sin ti, nada será lo mismo.

Mil besos, guapa. Muchísima suerte!

lunes, agosto 20, 2007

"El público de Huelva me eleva dos peldaños por encima del que estoy"

El cantautor isleño Manuel Carrasco lleva a su tierra por bandera de uno al otro confín de España. Tras recalar el martes en Punta Umbría y anoche en Valverde, hoy sorprenderá con su espectacular directo al público de Lepe.








-¿Cómo es un día de gira para Manuel Carrasco?

-Según donde me pille, pero la mayoría de los días nos levantamos temprano, subimos a la "furgo" y nos hartamos de hacer kilómetros, durmiendo a ser posible. Estamos en reunión la banda y yo todo el día, es como una convivencia. Luego llegamos al concierto, que es nuestro destino.

-¿Hace algo especial antes de subir al escenario?

-Me gusta estar tranquilo un ratito antes, a solas, para centrarme un poco, tomar conciencia de lo que voy a hacer y calentar la voz.

-Suena Busca por las calles, llega la hora de cantar ante el público y... ¿qué se siente?

-Mucha adrenalina. Soy otra persona cuando escucho la música, sobre todo de esa canción, que me desorbita. Me entrego al concierto.




-¿Qué canción es su favorita de los recitales?

-No sabría elegir una, pero la última canción, Tan sólo tú -como pasó en el concierto de Punta-, es la que hace que el público se entregue al máximo, la que confirma que la gente ha recibido las ganas que tú has puesto.

-¿Es difícil mantener la concentración sobre el escenario?

-Puede descentrarme algún problema de sonido, o algo así. Sin embargo, no me pasa mucho y eso me lo ha dado la experiencia. Antes sí me descentraban más los imprevistos. Cuando salgo a cantar, la mayor parte del tiempo estoy conectado al concierto. Éste es uno de mis grandes pasos en el campo artístico.

-¿Tiene alguna superstición que pueda confesar?

-En esta gira siempre llevo un collar con dos púas. Si se me olvida, que me pasa muy pocas veces, es como si me faltara algo. Me ha dado suerte en la gira y si no lo llevo me da coraje.

-¿Se considera exigente?

-Mucho. Con mi equipo y conmigo mismo. Me gusta hacer las cosas bien. Soy muy exigente en el trabajo y no dejo nada a la improvisación. Si alguien tiene que improvisar, que sea yo, que soy el que lleva la batuta. Me gusta estar pendiente de lo que tengo que hacer, y no de lo que hacen los demás. Soy exigente hasta incomodar, pero es lo que hay (risas).


-Ha recorrido buena parte de la provincia con "Tercera Parada" y esta noche recala en Lepe. ¿A qué saben los escenarios de Huelva?

-Saben diferente. No es el escenario, es la gente. Escuchaba estos días al público coreando mi nombre antes de salir a cantar y... eso me pasa sólo aquí. Siempre siento que en Huelva el público me eleva como dos peldaños por encima de donde estoy. Es muy bonito.

-¿Hay algún secreto para meterse rápidamente al público en el bolsillo?

-No, sólo entregarme. Si es que me lo paso tan bien... Y encima se me nota, no lo disimulo, ¿verdad? (risas). Me subo con todas las de la ley a pasármelo bien.

-Imagino que con tanto concierto hay que tener especial cuidado con la voz. ¿Qué hace para mimarla?

-Descansar todo lo que puedo. Dormir y calentar bien la voz. Cuando te tocan semanas como ésta en que vamos prácticamente a concierto por día, es difícil tener la voz al cien por cien. Pero no faltan ganas. Además, si me subo a un escenario es porque sé que puedo cantar. Si te entregas, la voz a veces se resiente.




-¿Le gustaría hacer más conciertos fuera de Andalucía?

-Sí. Me gustaría hacer más conciertos en general. Fuera de Andalucía y de Madrid para arriba, que aún se me resiste un poco.

-¿Cuándo cruzará el charco?

-Para el siguiente disco. Lo vamos a hacer con vistas a llevarlo a América, para que pueda ser promocionado allí.

-¿Habrá algún concierto especial para el fin de gira?

-No, pero puede que salga de un día para otro. No hay nada proyectado todavía. Queda mucha gira por delante y queremos trabajar hasta finales de año.



-Se ha reeditado su disco y, junto a él, se ha publicado un DVD con el concierto de Huelva.

-Tenía muchas ganas de grabarlo y teníamos un repertorio muy completito para que saliera bastante guapo. Hemos dejado una noche de concierto hermosa -aunque era el primero de la gira y teníamos muchos nervios-, en la que todo salió muy bien, para compartirla en su casa con la gente que no puede ir a los conciertos.

-Éste es un disco mucho más enérgico que el anterior. ¿Qué deparará a sus fans el próximo?

-Será distinto, con otro toque, aunque la línea está trazada con este disco.

-¿Ha compuesto ya algunos temas?

-He compuesto, he descompuesto... (risas). Tengo muchas ideas y cosillas adelantadas. Se me ocurre algo y lo grabo.

-¿Qué proyectos tiene para cuando finalice la gira?

-Descansar y empezar a componer. El año que viene tendremos disco.




(Pdta: Prometo ampliar la entrevista, puesto que, por cuestiones de espacio en el periódico, esto es sólo un resumen de los más de 20 minutos de conversación que tuve con Manuel. Las fotos son de mi amol, Josué Correa, en el concierto de Punta Umbría)



viernes, agosto 10, 2007

El trienio josuerraqueliano

Tres años han pasado desde aquella noche de perseidas en el cielo y besos en los labios. Yo no quería y él fue perseverante, constante, incansable.


Bueno, un poquito sí se cansó, pero de ese modo tan sutil consiguió despertar mi interés un 11 de agosto de 2004.

Parece que fue ayer aquel verano de becarios y noches en vela, de Colombinas azules y castillos medievales de Cortegana...


Pasamos hojas al calendario y seguimos unidos. Bonita la noche aquella y hermoso el resto de los días. Hasta lo amargo sabe a dulce si echo la vista atrás y recuerdo su sonrisa embaucadora.

Ahora no cambiaría por nada el intenso olor de sus cabellos de seda, la risa burlona en las mañanas de mayo o, simplemente, el ver la tele juntos mientras devoramos un kebab pringoso.

Exquisitos momentos a su vera, la de Josué, que espero sigan sucediendo día tras día, hora tras hora.

Mañana celebramos nuestro trienio 'josuerraqueliano' (jejeje, nosotros no podíamos ser menos, Juan Ramón) y espero que de nuevo vuelvan a brillar las perseidas (como mis hadas de luz) para nosotros. Te quiero.

lunes, agosto 06, 2007

Te mueve el aire

Aunque hoy no es de esos días en los que uno se entrega al amor con firmeza, lo cierto es que recuerdo aún el fulgor de los ojos de mi príncipe de oro bajo la brillante luz de los fuegos de artificio... Y su pelo... Suficiente para recrearme en este sencillo, pero sentido a la vez, poema.

Te veo llegar
y podría jurar
que te mueve el aire,
que te peina el pelo, celosa,
la piel del viento.

Tan suave,
tan extraño el brillo
en tus ojos dorados...

Te meces,
me besas,
y a veces pienso
que no eres real...

Te mueve,
lo afirmo.
Te mueve el aire.

Disculpen mi ausencia

Tengo abandonado el blog, lo sé y lo admito. Espero que mi puñadito de lectores, poquitos, pero selectos, sepan perdonar mi larga ausencia, que no viene dada más que por el verano de periódico que llevo, Colombinas pa'rriba, fiestas varias pa'bajo (trabajando, para no variar).

Ahora que estoy esperando una interesantísima noticia de un corresponsal acerca de un pleno en Bollullos, aprovecho para dejarles esta sencilla misiva que no busca en vosotros otra cosa que el perdón. Volveré pronto, lo prometo. Besos.

miércoles, julio 11, 2007

Nada es igual

Se me declaró tu duda
con una sola mirada
y se me tiñó de negro
todas mis ganas.
Cuando el verso se lastima,
brotan las lágrimas.
De visita en el infierno
sin hacer nada.

Se me reveló la espera
por la angustia mas amarga
y me sorprendió la muerte
por mi ventana.
Desatado sin tus besos
abrí las alas;
es lo que me queda ahora,
volar sin alma…

Quedó el amor anclado en la desidia,
quedó mi voz para gritar “hay vida”,
pero triste el corazón.

Sin ti nada es igual
porque la vida no se tiene
que sopotar sin tu cariño, amor.
Y ahora sin ti
yo que te di mi amanecer,
mis triunfos, mis derrotas,
mis locuras y ni sé
por qué no sirven…
Y aunque tú te has marchado
yo te espero en mi ignorancia.
Sirena… que sepas que mi corazón
te espera.

La noche se presta a hacerme
compañía sin consuelo.
La televisión me grita
que no entiendes de tormento.
Me paseo por mi calma
Pa’ ver si puedo
respirar el aire libre
que sabe a nuevo…

Sin ti nada es igual…. Sirena,
Que sepsa que mi corazón aún te espera.

Letra, música y vo de Manuel Carrasco. Preciosa, verdad? Escuchadla en youtube

http://es.youtube.com/watch?v=n-OY-DTJsEc

viernes, junio 29, 2007

El sueño estuvo cerca...

Ya me olía a mar en mis mañanas y a puestas de sol adormecidas... Era difícil, no imposible. Pero el sueño se esfumó tal y como se vino a mi vida, como las olas del mar al estrellarse en la orilla. Fue bonito mientras duró y también fue duro. Pero los sueños, sueños son.

miércoles, junio 13, 2007

El secreto de Juan Ramón: Platero

Iniciamos en noviembre (creo que fue, aunque la memoria a veces me falla) un apasionante viaje a Madrid con la Fundación El Monte. Yo, que trabajaba en ese momento en ICS y me encargaba de la susodicha fundación, fui la elegida de la empresa para realizar este viaje relámpago que aunque fuera breve, fue, sin duda, apasionante. Tenía ganas de hablar de ello en el blog, la verdad. El motivo, la exposición Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel (1956-2006), que celebraba el cincuenta aniversario de la concesión del prestigioso premio al poeta de Moguer en una ubicación de lujo, la Residencia de Estudiantes de Madrid (con la visita de las ministras de Educación, Mercedes Cabrera, y la de Cultura, Carmen Calvo, incluidas). Pero esta es otra historia.

Además de compañeros de los medios de comunicación onubenses como Rafa López (Onda Cero) y Juanmi (Odiel Información) y otro cámara de Antena Huelva de cuyo nombre no consigo acordarme, nos acompañó el entrañable delegado en Huelva de la Fundación El Monte -ahora CajaSol-, Domingo Prieto. Nunca he conocido a nadie al que le apasione tanto el arte como a él. Es una enciclopedia abierta de la que se pueden extraer tomos tan interesantes como el que quiero abordar en este post.

El motivo no es otro que Platero. Justo antes de coger el AVE en Sevilla nos arremolinamos todos en torno a Domingo, que tiene esa cara y esas hechuras entrañables del abuelito cuentacuentos, de Papá Noel, para que nos contara media vida de Juan Ramón.

Nos desveló cosas no muy bonitas sobre su persona, la verdad, pero no por ello menos interesantes. Decía Domingo que Juan Ramón era un mujeriego obseso del sexo, poco cuidadoso en las formas, un tanto excéntrico, con ese grado casi enfermizo de locura que han de tener todos los genios. Historias de casamientos, de pérdidas... parecía una telenovela, vamos. Cayó el mito, pero lo mejor estaba aún por llegar.

Sabéis esa sensación de, cuando fuiste niño, y te enteraste de que los Reyes Magos y el Ratoncito Pérez eran tus padres, ¿no? Pues eso. El que no quiera saberlo y pasar de nuevo por esto, que no siga leyendo. Para los arriesgados, aquí va el secreto: "Platero no existió nunca". Así nos lo espetó el abuelito Domingo, sin más rodeos. "¿Cómo es posible eso, si hasta hay una tumba bajo un árbol junto a la casa natal de Juan Ramón en la que se dice que está enterrado?", dijimos con cara de poema, nunca mejor dicho.


Josué Correa


"Platero fue, probablemente, una invención del poeta. Nunca tuvo un burro ni un caballo. Puede ser que se inspirara en un caballo que tenían sus vecinos, pero nunca existió un burro que perteneciera a Juan Ramón". Dios, ahora sí que cayó el mito. Nos quedamos de piedra, como imagino que os habréis quedado algunos de vosotros (sólo aquellos que hayáis leído Platero y yo y tengáis la sensibilidad suficiente para entender la dimensión de esta noticia, claro). Bueno, y para los que no, seguro conoceréis eso de:

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes, gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal... Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
-Tien'asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo. (Platero y yo, Juan Ramón Jiménez)


Mágicas palabras que acompañaron mi niñez. Maravillosa imaginación la del Nobel. Besos a todos.

martes, mayo 29, 2007

Llorar y reír al mismo tiempo

Retomando un post del chico de la chaqueta azul titulado 'Hablar y llorar al mismo tiempo' voy a contaros algo que me sucedió anoche. ¿Se puede llorar y reír al mismo tiempo? Y no hablo precisamente de llorar de alegría ni de ir soltando lagrimillas por ahí, alegremente. No. Hablo de sentimientos, de sentir un dolor profundo en el alma y no poder dejar de reír y reír a carcajadas mientras lagrimones como puños resbalan por tus mejillas y te van dejando un delicioso sabor salado en la boca.

Bueno, empiezo por el principio. Ayer fue un día extraño. La resaca electoral nos dejó a todos mal cuerpo, un cansacio tremendo difícilmente descriptible para el que no trabajara el domingo en el periódico, con los nervios en la barriga durante el avance del escrutinio (parecía una final de OT o Gran Hermano, pero a lo bestia; 72 pueblos en Huelva, 72 finales) y la salida del trabajo a las tres de la madrugada. Nunca olvidaré mi titular: "Vuelco electoral en Isla Cristina", ni la triste voz de Paco Zamudio (que fuera alcalde andalucista de mi pueblo con mayoría absoluta en 2003 y durante 12 años) y la rimbombante alegría de María Luisa Faneca (nueva alcaldesa del PSOE, con mayoría absoluta también ella).

Y el hambre de después. No sé si lograréis imaginarnos a Josué, Inma Gallego, Rosa Font, Dona y Ana Vives buscando como locos a esas horas un lugar en el que comer. Todo cerrado señores. Domingo de Pentecostés y 27-M, demasiado para el cuerpo. Cenamos por fin en una gasolinera, en la que su "gasolinero" tuvo a bien calentarnos y puñado de bocatas de lomo embuchado, lomo y bacon, pasarnos unas cervezas fresquitas y permitirnos fumar en plena estación de servicio. No faltó ni la Policía a tan señalada cita. Claro, los hombres vieron allí demasiado movimiento para las horas que eran y se acercaron a echar un vistazo. (De izquierda a derecha, yo con los fritos, Rosa, Ana, Inma oculta y Dona. Josué hizo la foto)






En fin. Que ayer, día de resacón y análisis postelectorales, llegamos a casa con ganas de ver una película. Haciendo un zapping nos topamos con '¿Conoces a Joe Black?'. La habéis visto? Me parece maravillosa, pero es tan tan tan triste... Le advertí a Josué que al final de la peli lloraría. Me ha pasado ya en varias ocasiones, pero parece que el ser humano es masoquista.

Y efectivamente, lloré. Como una Magdalena. Era para verme. Pero es que siempre me ha obsesionado el tema: la muerte. No quiero desvelar más detalles para aquéllos que no la hayáis visto. En fin, al grano. Que lloré y lloré a moco tendido hasta el punto de contagiar a Josué. Entonces nos miramos y empezamos a reírnos a carcajadas, pero sin dejar de llorar. Extraña sensación. No la había experimentado antes, por eso os cuento esto. Nos reíamos porque nos sentíamos ridículos, creo. O tal vez no. Os lanzo una pregunta: ¿alguna vez habéis llorado y reído al mismo tiempo?

miércoles, mayo 16, 2007

Lolo se nos ha enamorado

Concierto de Aljaraque. 12 de mayo de 2007

Eran poco más de las siete de la tarde cuando me sumé a la cola del concierto. Ya estaban allí mis lolillas y nuestro nuevo fichaje: Iker, el peque de Rocío y Álvaro, que no paraba de regalarnos sonrisas desde su cochecito turquesa y verde antes de que su papá se lo llevara a casa.

Pude ponerle cara por fin a Lucy, la nueva presi del CFAMC, que se acercó a nosotras cargada con el merchandising del club. "Enhorabuena", le dije, le planté dos besos y le di mi número de teléfono: "por si necesitáis algo", le comenté. Ella también me dió el suyo, que estas cosas siempre son buenas para una periodista.

Tras un ratillo esperando me acerqué a la entrada. A través de los minúsculos recuadritos de la valla pudimos ver ya en el escenario a Manuel (gafas de sol y camiseta naranja) supervisando el escenario para que todo quedara perfecto.

Luego, al abrir y cerrar las puertas, llegó el desbarajuste a la cola. "Echáos p'atrás", decía el segurata sin que le hiciéramos demasiado caso. Se abrió por fin la verja y con ella la veda para salir pitando hasta el escenario. Poco a poco se fue llenando el recinto... hasta los topes. Por Dios, allí no cabía un alma!

Los primeros acordes de 'Busca por las calles' (la melodía de mi móvil, por cierto) comenzaron a sonar pasadas las 22 horas. Y entonces apareció él, sonó el estruendoso grito de bienvenida y a cantar se ha dicho.

Nos percatamos pronto de la presencia de dos morenazas a la izquierda del escenario. Sentadas sobre un altavoz y cubata en mano, las chicas parecían pasarlo pipa con nuestro Lolo. "Esa será la novia", decía una. Ay, Dios mío, pero quiéeeeennnnnnn! Nos pasamos medio concierto disfrutando con Lolo mientras mirábamos de reojo a las morenas en busca de un detalle escondido que nos desvelara la verdad.

La sonrisa de Manuel era diferente a la de siempre. Cambió esa ligera tendencia de venir a cantar a nuestro lado, a la parte izquierda, es decir, hacia su derecha. Todo nos sonaba raro. De pronto nos dimos de cara con la realidad: Lolo se nos ha enamorado. La joven es una morena guapísima, que aplaudía sin demasiada gracia, no se sabía las canciones y hacía fotos cada vez que tenía ocasión. Sí, ya lo sé, suena a celillos, jejeje, pero sin maldad, que conste. Pero es que le dedicó varias canciones, como 'Quiéreme', mi favorita por siempre, y eso es un trago, eh? Jajajaja. Bueno, perdonadme estas pinceladas de prensa del corazón, pero es que os prometo que hasta soñé aquella noche con la morena y con Manuel, ufff, qué coraje.

Por lo demás, que al fin y al cabo es lo más importante, Manuel estuvo impresionante. Me hizo llorar el muy puñetero recordando nuestra Isla Cristina blanca en 'A vec es te imagino'. Me encantó el momentazo en el que cogió una bufanda del Recre que le habían tirado al escenario y saltó como un poseso mientras la agitaba con fuerza. Terminó de meterse al público en el bolsillo.
También en el que volvió a escalar al más puro estilo 'Mujer extraña' de su segunda parada por la columnata del escenario en no recuerdo muy bie que canción. Cualquier día se nos parte la crisma (y la otra venga a hacerle fotitos, oye!) Y madre mía esa plaza de Las Monjas con su cartelito de Tercera Parada, y ese apoteósico final con 'Tan sólo tú' y... todo, hijo mío, es que es todo. Sin desperdicio.

La próxima cita, en julio. Tharsis nos espera con los brazos abiertos, como nosotros esperamos a nuestro niño, al angelito de los ojos verdes. Qué llegue pronto y que venga sin novia!

martes, mayo 15, 2007

Mi cita favorita

Siempre tuve una gran admiración por Nietzsche, aunque no siempre estuve de acuerdo con su forma de pensar y de sentir la vida y de la que a Mao le gustaba hacer gala. Pero esta frase, que leí un día de casualidad en una pintada de tiza sobre la pizarra verde de cualquier clase del instituto, me marcó para siempre.

"Así decía el hierro al imán: te odio más que a nada porque me atraes sin que poseas fuerza suficiente para fundirte conmigo"

No me digan que no es maravillosa.

viernes, mayo 11, 2007

Los diez segundos más intensos de su vida

Era un día cualquiera de cualquier mes de primavera. Se había levantado y sin desayunar había puesto rumbo fijo al trabajo. "Otra vuelta a la rutina, de nuevo lunes", se dijo. La mañana transcurría con normalidad hasta que ocurrió algo, un destello de regreso al pasado, una aparición con nombre propio que la dejó sin voz durante varios minutos.

Caminaba él, un pasado amor al que dió por imposible, por la acera de enfrente. Camisa amarilla, vaqueros grises y carrito en mano (el susodicho trabajaba en Correos), avanzaba por la calle con pisada firme hacia el museo.

Entonces recordó lo feliz que llegó a ser entre sus brazos, fuertes y rudos como su espalda ancha. Los recuerdos hirientes regresaron desde Dios sabe dónde a desmoronar su entereza de mujer madura.

Quiso gritar su nombre y no pudo. Quiso correr a su encuentro, pero desde la otra orilla de la calle el maldito peatón luminoso estaba en rojo. En un alarde de valentía pensó: "ahora se abrirá el semáforo, le sorprenderé por la espalda y le preguntaré qué tal le va la vida".

Pero el semáforo se hizo eterno, su valor se quedó tan pequeño como el amor que nunca tuvieron y cada uno siguió su camino. Direcciones opuestas. "¿Para qué tentar al destino?". Y le dejó marchar, sin más, sin remordimientos. Prefirió guardarse en su corazón herido por lo que pudo ser y no fue, "los diez segundos más intensos de mi vida"...

Cuando la ría huele a mar

La marea baja regalaba el jueves a la ría de Huelva una pequeña playa. La orillita en cuestión se cobijaba del relente en el Muelle del Tinto, impresionante estructura de metal que sabe aún a ancestral minería y a cobre rojo.


En la barquilla turquesa un grupo de niños jugaba, mientras otros dejaban que el mar les acariciara la espalda, como el calor marinero. Olía intensa la sal de sol de verano. Brillaban las hadas de luz en Huelva, como si el Polo Químico, enemigo infame de su belleza (cruel villano), no hubiera existido nunca. Foto: Josué Correa

miércoles, mayo 02, 2007

Mar azul

Decía Federico García Lorca (¡qué grande!), que "el mar es el Lucifer del azul: el cielo caído por querer ser la luz". Hoy lo contemplo a lo lejos, brevo y rugiente como en mi memoria. Sus manos te mecen el pelo rubio, arremolinado de viento y agua. La espuma es blanca, de nubes que navegan al compás que marca la brisa mientras bailan las palmeras.

Hueles mar, de infinitos verdes profundos, a la sal marinera de mi pueblo blanco. Cantas, mar, tu nana de rompeolas a la arena de la orilla del sol de mayo.

sábado, abril 28, 2007

El viejo Colombino comienza ya a ser historia

Lucía radiante la mañana de sábado, de manga corta y sol primaveral. El viejo Colombino mostraba su cara amable, aunque desmejorada y triste, a una decena de periodistas y otros tantos gráficos que nos habíamos reunido en la zona de gol norte, junto a la plaza Houston de Huelva. Allí, cómo no, el alcalde y su equipo de Gobierno, y cada vez más y más vecinos que contemplaban atónitos cómo dos imponentes retroexcavadoras amenazaban sus cincuenta años de existencia.



Yo no viví ningún ascenso del Recre en ese lugar, pero confieso que un escalofrío recorre mi espina dorsal cada vez que oigo los relatos de las vivencias que Josué, Alberto y otras personas allegadas cuentan han tenido en el Colombino. Sin embargo, sí recuerdo la primera y mágica noche del primer concierto de Manuel Carrasco en Huelva (aunque iba con el resto de triunfitos no tuvo desperdicio). Recuerdo lo que quedaba de césped cubierto con un plástico azul celeste y la carrera para llegar cuanto antes al encuentro de Lolo. El escenario, imponente, estaba situado precisamente en esa zona de gol sur, esa misma a la que las excavadoras le hincaron el diente ayer con su febril estruendo de ruina.

Primero la foto de rigor, Rodri subido en la máquina, orgulloso de que, tras ocho años de bloqueo al proyecto de Isla Chica, por fin el Colombino se vaya al garete. Entonces sucedió. La pala destrozó primero un pedazo de valla metálica y del alambre de espinos que rodea al estadio. Implacable, volvía una y otra vez a eliminar ese resto vivo de la historia de Huelva y del Decano del fútbol español. Giré la cabeza y pude ver a un hombre, pañuelo en mano, que se bebía las lágrimas. Me recordó al derribo del Gran Vía, el teatro de mi pueblo que ya tampoco existe.


Unos hacían fotos, otros simplemente contemplaban en silencio la muerte del viejo campo de fútbol. El Colombino se desmoronaba sin oponer resistencia, parecía cansado y esperaba la muerte sin complejos. Tras haber caído buena parte de la techumbre, una de las paredes de azulejos blancos veía por vez primera la luz del sol y revelaba un emotivo mensaje a los cuatro vientos: "¡Viva el Recre!".

Tres meses durará la agonía mortal del viejo Colombino. Después del verano ya no quedará nada del anciano estadio, de sus taquillas vacías y de sus gradas blanquiazules. Después del verano, las noches mágicas y las tardes de fútbol quedarán relegadas al recuerdo, a los relatos de abuelos que contarán a sus nietos que allí vieron crecer al Recreativo de Huelva. Una pena, pero así es el maravilloso mundo del urbanismo.
Fotos: Alberto Domínguez

El cuarto de los juguetes

Durante toda mi vida, la casa de mis abuelos maternos, Mariquita y Antonio, se erigió como mi templo de los juegos de niños. El piso, enorme y enigmático, abría sus pasillos ante mí con la intención de mostrarme el camino hacia el lugar soñado, la habitación de la diversión: el cuarto de los juguetes.

Para que te ahagas una idea, el cuarto de los juguetes era enorme -al menos para mis ojos infantiles- y estaba rodeado en todo su perímetro de un sinfín de cajas de cartón de sabor marinero (aparecía una gamba gigante de 'El Alba'), apiladas en montañas de secretos vestuarios con los que poder hacer realidad cualquier cosa que uno imaginara. Aquellas fantásticas cajas guardaban ropa, zapatos, sombreros... algunos tan antiguos que a una le daba pena usarlos para representar un papel de princesita de barrio mientras jugaba a las casitas. Además, podías hallar tu ropita de bautizo, el traje de boda de tu madre, tu traje de comunión... Todo estaba ahí, encerrado entre esas cuatro paredes de fantasía.

Presidían el habitáculo un almanaque de la Virgen del Carmen y una retaíla de juguetes que parecía no acabar nunca: barbies, barriguitas, nancis, chochonas (tenía una de la feria con el pelo rosa fucsia que era mi favorita), nenucos... Recuerdo a mi hermano Jose vestido de pingüino, ataviado con el marengo traje de casamiento de mi padre y una chistera de sabe Dios quién. ¡Qué buenos momentos aquellos de disfraces sorprendentes! Y luego, a recorres el pasillo, girar a la izquierda hasta "la galería" y continuar todo recto, y volver a girar a la izquierda para llegar al salón de sofás rojos de mis queridos abuelos. Entonces, mi yeye Antonio se echaba unas risas mientras entonaba alguna canción de Carnaval antiguo, porque este disfraz le recordaba a no sé qué comparsa de antaño.

Me gustaba jugar, disfrazarme y cantar mientras tanto. O dibujar en una hoja de papel cuadriculado sobre el suelo helado del cuarto de los juguetes mientras veía el ocaso del sol reflejado en sus paredes beig. Levantar la persiana cuando estaba cerrado, echarle el cerrojo para esconder los secretos, corretear por su espacio hasta caer rendida. El cuarto de los juguetes era mío, y tan nuestro que nunca podrá caer en el olvido. Hacía tiempo que no caía en la cuenta de su existencia, en la de los años dorados que viví entre sus cuatro paredes, de las que ahora queda muy poco. Anoche, en una conversación con Josué, Dona y Ana volvieron a mí todos sus recuerdos. Disfrútalos también tú.

lunes, abril 23, 2007

20 de abril

La luna había cenado sol aquella noche y la madrugada me deparaba una esperanza adormecida, adolescente y cruel. Los ojos marrones de la noche se decidieron entonces a acercarse a mí y encerrarme entre sus manos del destino.

Olía a sal el muelle de Isla Cristina cuando me besaron sus labios por primera vez, olía a cielo azul su boca suave… Era primavera de ‘Spacemen’ y Alburraca, de amor resurgido del fondo del alma.

Pero como dice la canción de Celtas Cortos, “ya no queda casi nadie de los de antes, y los que hay, han cambiado…” y este 20 de abril ha sido tan distinto… La fecha sigue sin embargo marcada a fuego en mis recuerdos de aniversarios felices y sueños rotos de ocaso.

Ahora la recuerdo con nostalgia de lo que pudo ser y no fue, de las sonrisas tiradas a la basura y de los brazos de otras personas que no eran los míos, ni los tuyos. Mi corazón ya no te pertenece, pero sí me queda en la memoria la escena de las luces naranjas del muelle encendido, como aquel beso de la media noche de un 20 de abril del 96.

jueves, abril 12, 2007

Declaración de intenciones

Quiero tener al menos tres hijos,
seguir escribiendo
hasta el día en que me muera.

Quiero ser más inteligente,
más lista y astuta,
más fuerte y altiva.

Quiero una casa cerquita del mar,
pasear por la orilla de la dulce Higuerita,
tener mil cigüeñas en mi campanario
de paredes blancas y lunas dormidas.

Quiero encontrar a un hombre que me ame,
que muera por mí
y me devuelva la vida.

Quiero un poema azul
para mis mañanas,
quiero mil besos en las despedidas.

Quiero que me abracen cien veces al día,
que me canten canciones de amor al oído,
que acaricien mi espalda y me quede dormida.

El principio del fin

Muchas veces construimos castillos en el aire, pensamos que la vida nos sonríe, a pesar de sus constantes zancadillas. Anoche lloré durante horas, como hacía tiempo que no lo hacía...


Guardaba un puñado de sueños
que pensaba compartir contigo.
Te los tenía reservados
en este bolsillo del alma.

Estaba segura,
te había encontrado.

Seis palabras bastaron
en la habitación del eco
para destruir los pilares
de mi castillo de naipes.

He visto la verdad en tus ojos,
el desamparo cruel
del amor que abandona,
irreverente,
tu corazón y el mío.

martes, marzo 27, 2007

Tiempo

El tiempo que se marcha. El tiempo que no pasa. El tiempo infatigable que nos hace pequeños, el tiempo…


Cae la tarde
sobre el horizonte
de cemento de la ciudad.

El día es largo
y el sol se resiste
a ponerse sobre los tejados.

La noche
me había prometido
volver pronto.

Pero es vil mentirosa
que no regresa.

El día se hace eterno.

Y una mariposa inerte
revolotea silenciosa
alrededor del tiempo.

jueves, marzo 22, 2007

Regresa la poesía

Hace mucho tiempo creí que la inspiración se me había agotado, tal vez por ser feliz, como sabiamente indica en Patri en su post -que acabo de leer-. No tengo tiempo, me digo; me excuso, más bien. Y mira por dónde, en medio de este turno interminable de diez díaz seguidos de duro trabajo, regresan las musas a mí en mitad de una rueda de prensa, sin comerlo ni beberlo, vamos. Alguien dijo la palabra mágica, la oí como un eco que se introdujo en mí: "...el mar...". Y entonces aprendí que a pesar de ser feliz y de tener cerquita la ría onubense, echo tanto de menos el mar como él a mí -o así lo pienso yo, porque esto no es cosa de uno solo- y me salió esto. Espero que os guste. A mí me recuerda a los viejos tiempos en los que escribía a diario. Pero ahora sé cuál es el truco: voy a escribir mientras voy a una rueda de prensa aburrida, que son muchas, y dejaré que mi valioso Mp3 haga el trabajo por mí. ¿Qué os parece?


Desnudo y salado
me besa el mar
de madrugada.

Se me cierran
los párpados cansados
mientras
canta la Luna
su nana de espuma.

Se me cuela
la arena
por los poros del sueño
mientras la Luna
canta su nana
de espuma.

Te extraño
en mis manos
cargadas de invierno.

Mientras,
la nana de espuma
devora mis lunas.

domingo, marzo 18, 2007

Huelva, Huelva, Huelva...

Los nervios comenzaron por la mañana, desde la primera rueda de prensa a la que fui, un tostón de politiqueo que no había quien aguantara a esas hora -y menos con el resacón del viernes-. Tenía prisas y algo de estrés. Necesitaba salir del periódico cuanto antes para incorporarme a la cola del Palacio de Deportes.

Para curarme en salud, creí conveniente que mi compañero (Canterla, el fotógrafo) y yo nos acreditáramos como Dios manda, pero no hubo manera. "Es que había que acreditarse el día de la rueda de prensa", me espetó Manolo con esa gracia natural que le caracteriza -es ironía, se entiende-. En fin, que en el Ayuntamiento no tenían ni idea y se me ocurrió darle un toque al pedacito de pan de Damián Vidal, de Vale Music, del que guardo el teléfono de una entrevista anterior.

El pobre hombre fue amable y me dijo que "este concierto no lo roganizo yo, hija mía, eso lo llevan los de Jet Management, así que no sé como va el asunto". Vidal me recomendó que me pasara por el Palacio por si andaba por allí un tal Adrián, rock manager de Lolo, y así lo hicimos. Pero en este vertiginoso oficio nunca se sabe a qué deshora se sale de la redacción, y llegamos al lugar citado a las 14.30 horas. Tarde, claro está. "Todos comiendo", nos dijo un señor en la puerta, "venid por la tarde". Pufff. Imposible. Teníamos que seguir trabajando, y yo a marchas forzadas, para salir corriendo cuanto antes al encuentro de Manuel.



Entretanto, Canterla hizo algunas fotitos de las niñas en la cola, todas allí sentaditas en la acera, con el solano que estaba cayendo. La fila ya daba la vuelta a la esquina del pabellón.
Cuando volví al periódico eran las cuatro de la tarde. Tempranito, para acabar pronto, me dije. Mi móvil comenzó a sonar. mis niñas ya estaban en la cola, y yo montando páginas del periódico por un tubo. Y una, y otra, y otra, y otra... Y el reloj que seguía su transcurso sin piedad. Ay, Dios mío, vaya nervios.


Cuando por fin conseguí finalizar mi jornada laboral eran las 20.45 horas (aunque había terminado un cuarto de hora antes, sólo que tuve que hacer con menos placer del que merecía la foto de la última -página- de mi isleño de ojos verdes). Llamé a un taxi y salí pitando para el palacio, pero el taxista parecía no tener mucha prisa. 20 minutos en el coche; por Dios, fue interminable. Llegué y ya estaba el público entrando al recinto, y me puse muy nerviosa: no tenía acreditación para entrar directamente, no sabía dónde estaban las Lolo fans y las piernas me temblaban, como siempre lo hacen las muy puñeteras antes de cada concierto.


Aún no habían entrado, las localicé y entramos de forma ordenada. Y mis piernas con tembleque. Vaya telita. Una vez dentro, la esperada espera, el reencuentro. Me sentí afortunada, porque había conseguido hablar con Manuel dos días antes, el jueves en la rueda. "Cómo te va, Raquelilla?", me dijo con esa sonrisa que quita el sentío minutos después de que mi móvil sonara estrepitosamente enmedio del acto con 'Busca por las calles' a todo volumen.
Y allí estábamos de nuevo, nosotros con él y el con su Huelva, con su Isla Cristina, con su gente del alma que es la que más lo quiere. Comenzó el recital, para mí el mejor de todos a los que he ido de Manuel Carrasco. Salté y canté con él como nunca, y me imaginaba invitándolo a unas cervecitas en mi casa, cantando Carnaval de Isla y echándonos unas risas sobre las cosas del pueblo.



Imaginé por un momento que podía hablarle tranquilamente y contarle que, aunque esté viviendo en Huelva, a veces me siento tan lejos de mi puerto, de mis dunas y de mi playa como él. "A veces te imagino con las olas, como siempre tratando de escapar...". "Montañas de sal, mi luz, mi puerto, mi lugar, un pedacito de mi ser, refugio en la deriva de esta vida que me arrastra cada amanecer, cada atardecer yo vuelvo a navegarte con mi barco y mi guitarra de papel". Qué momentos ambos de lágrimas contenidas, de querer gritarle que me siento igual que él, lejos de la salada dulzura naranja de Isla Cristina.

Pero si he de elegir me quedo con una instantánea: Manuel cantando 'Tan sólo tú', dando saltos en la pasarela entral, con el cañón de luz apuntándole a la cara... Parecía flotar entre el público. Maravilloso.


Y luego más saltos y esa parada de Emtusa para emular la plaza de Las Monjas que nos hizo reir durante un buen rato. Qué detalle, con su banco y su farola y todo. Las palmas del público gritando ¡Huelva, Huelva!, emocionantes. Y las bulerías, ainss, que maravilla. Faltó, para mi gusto, un fandanguito de Huelva, pero se lo perdono, que ya caerá en otros conciertos.

Acabó y pareció tan corto... Se nos quedó a todas ganas de más y un vacío en el alma que sólo volverá a llenarse cuando volvamos a ver el cuerpo, el pelo, los ojos y el ARTE de Manuel, de Lolo, mi Lolito, de nuevo sobre las tablas del escenario. Y que dure muchos años.

Besos a todos. Las fotos, maravillosas todas, me las ha cedido Canterla. El mérito es suto. A ver si os animáis con los post, que no os estiráis nada de nada, eh?

domingo, febrero 04, 2007

Josué Correa: Premio de Periodismo Ciudad de Huelva 2007

Le hacía falta un empujoncito, una inyección de moral que reafirmara lo que ya todos sabíamos por la calidad de su trabajo: que está entre los mejores fotógrafos de Huelva (lo digo con algo de modestia, porque para mí es el mejor de forma indiscutible).

Con más mérito si cabe que en otros años, en los que se había insinuado en más de una ocasión que los premios estaban amañados, Josué ha conseguido hacerse con el ansiado Premio de Periodismo Ciudad de Huelva. Y digo lo del mérito porque esta vez el jurado no estaba formado por personas de Huelva sobre las que unos u otros puedan ejercer algún tipo de influencia o camaradería, sino por Carmen Fernández, presidenta del Consejo Audiovisual de Andalucía; Eduardo Moyano, director de Radio Exterior de España; Vicente del Amo, fotógrafo y profesor de la Universidad de Granada y por Álvaro Ybarra, director del periódico ABC de Sevilla.




Explosión de júbilo recreativista, por Josué Correa


Era el mediodía cuando Juan Eslava le comunicaba la noticia por teléfono. Entonces, vino al salón y, cuando me lo dijo, nos abrazamos y dimos saltos como si nos hubiera tocado la lotería (hubo de todo: baile del delfín, canciones de los mochos, jajaja). "Tampoco es para tanto la cuantía del premio", dicen. No es para tanto según se mire, pero lo importantes es que ayuda. Y lo mejor no es eso, sino lo que hablaba antes de la inyección de moral.

Se lo merecía. Por inventar, crear e imaginar fotografías con composiciones imposibles, por retratar la realidad de Huelva y hacerla tangible a los lectores de Huelva Información, "por transmitir todo el sentimiento recreativista que se vivió el día del ascenso a Primera División".

Por todo, Josué se reafirma como uno de los pilares del periodismo gráfico de Huelva. Enhorabuena, cariño. Y que sean muuuchos más.

lunes, enero 15, 2007

El regreso: primer día en Huelva Información

He vuelto. Sí, sí. Son muchos los que me han preguntado a lo largo de este día agotador, no por la carga de trabajo, que la verdad ha sido casi inexistente, sino por la desubicación (a pesar de que esta redacción sigue siendo como mi casa), el cambio de costumbres... la nueva vida, en definitiva.

La parte feliz es otra. Es la de saberme útil, profesional, integrada en este ambiente periodístico que tanto me gusta. Y, por supuesto, la de reencontrarme con mis compañeros. Patricia, Anita, Dona, Fran, Rodolfo, Alberto, Vicente, Camacho, Maribel... Cabe reseñar, para los que no lo sepan, que nunca me he desligado por completo de Huelva Información. Aquí me gesté como periodista, aquí tengo un buen puñado de amigos y aquí trabaja mi príncipe de cabellos dorados: Josué. Me reconforta también saber que de este modo lo tendré más cerca y que podré volver a viajar con él a mil lugares para realizar un apasionante reportaje.

La peor parte es la de haber dejado atrás a mis compañeros de ICS, con los que daba gloria trabajar y con los que pienso seguir manteniendo una relación constante: Lozano, Ismael, Paquito Núñez, Adela, Diego y Víctor. No pienso dejar atrás los deliciosos zumos de naranja y el pan con aceite y tomate del Imbros, ni la porra futbolera o el Euromillón. Eso ni hablar. Ni las risas, las charlas y las críticas, tan destructivas como desternillantes.

También me desubica mi mesa, en tierra de nadie y lejos del jolgorio del 'hermano', Dona, Patri y Vicente. Pero todo es acostumbrarse.

En este primer día de trabajo en el periódico, sin duda, lo que más me entristece, es no poder tener cerca a mis niños del alma. Pero mañana será otro día.

jueves, enero 04, 2007

El Rey negro de los ojos verdes

La noticia, bueno, más bien el notición, llegaba a mis oídos el día de la rueda de prensa, hace apenas una semana. "Manuel Carrasco será Rey Mago en Huelva", me escribía Josué en un mensaje. Fue de esas noticias inesperadas que, al contrario que otras catástroficas como las del atentado de la T4, le alegran a una la jornada laboral, el fin de semana y el mes, si nos ponemos.







Lo supe de primera mano porque Josué estaba en la rueda de prensa en la que lo anunciaba Rodri. Y me faltó el tiempo para colgarla en la comunidad de lolillas del msn de la que tanto me gusta entrar y salir en busca de cualquier información o imagen que se refiera al cantante de mi Isla Cristina (http://groups.msn.com/ClubdeFansAmigosdeManuelCarrasco). Desde entonces, espero con impaciencia la cabalgata de mañana, la instantánea de ese negrito Baltasar de ojos verdes que hoy no ha podido asistir a varios actos por falta de hueco en su agenda. Y que no falte, hijo.

Esta noche dormiré como un angelito al que le espera mañana un regalo suculento. Tendré dos noches de ilusión, dos noches para intercambiar palabras, tesorillos y sentimientos. Hay mejor manera de empezar el año?

Por cierto, feliz 2007 a todos y disfrutad de la cabalgata. Y que sus majestades de Oriente -¡yo me pido el negro!- os traigan muuuchos regalitos que sean, al menos, la mitad de buenos que Manuel Carrasco.