viernes, mayo 11, 2007

Cuando la ría huele a mar

La marea baja regalaba el jueves a la ría de Huelva una pequeña playa. La orillita en cuestión se cobijaba del relente en el Muelle del Tinto, impresionante estructura de metal que sabe aún a ancestral minería y a cobre rojo.


En la barquilla turquesa un grupo de niños jugaba, mientras otros dejaban que el mar les acariciara la espalda, como el calor marinero. Olía intensa la sal de sol de verano. Brillaban las hadas de luz en Huelva, como si el Polo Químico, enemigo infame de su belleza (cruel villano), no hubiera existido nunca. Foto: Josué Correa

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