Con su rayo dorado
se bate entre las nubes
y me trae un cargamento
de flores y de luz.
Ha llegado por fin,
como una brizna
de hierba
enredada en mi melena,
como si nada,
como si nunca
se hubiera marchado
a otras latitudes
dejándome sumida
en el pozo del invierno.
El sol está radiante
Ha devuelto a mi balcón
la alegría
que marchitó
la impía luna de noviembre.
Empieza a oler a azahar.
Bienvenida, primavera.
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