lunes, abril 16, 2018

El golpe


Sonó como suenan
los golpes en seco:
dos palabras 
bastaron 
para dejarme muda.

La realidad que irrumpe,
el aire que se agota,
la lluvia que arrecia
y me nubla la vista.

Sonó como un golpe seco.
Porque lo fue.
Sin respiración,
dolorida,
trato de levantarme
y caminar con paso firme.

Rendida, eso sí;
 desalmada,
como una herida abierta
e incurable.

Pero la vida sigue
y el mundo gira
y la lluvia cae.
Y las palabras
se vuelven dardos
y los silencios, torturas.

Los caminos se bifurcan.
Así es la vida:
una sucesión de golpes secos,
desgarradoramente lúcidos,
que va colocando
(como el tiempo)
a cada uno en su sitio.


No hay comentarios: