viernes, noviembre 24, 2006

El Telón de los Disfraces

Maravillosa canción. Lloré como una niña pequeña, con el corazón encogido y todo, cuando tuve la oportunidad de escucharla en el teatro Horacio Noguera de Isla Cristina, durante el recital del maestro Manuel Carrasco. Me llegó tan adentro que soñé aquella noche, cuando llegué a casa empapada de pies a cabeza por la intensidad de la lluvia, que volvía a los camerinos de la primera planta del Gran Vía, con las bombillas colgando del cable, que podía acariciar el grueso telón de terciopelo, abriendo una mínima ranura por la que escudriñar al público. También pude entrar de nuevo en los ensayos del show, vi el rostro de Horacio (pobrecito) y pude sentir el roce de los disfraces por los pasillos mal iluminados -todos pegaditos y en silencio- al salir a la calle 29 de julio por la puerta verde. Y ahora, sin puerta, ni Horacio, ni camerinos, ni disfraces, Lolo viene y mira, me regala esta canción que va a convertirse en mi favorita indiscutible, porque me alcanza el alma como ninguna otra, porque me hace sentir que tenemos mucho en común y que Isla forma parte de los nuestro. ¿Ves?, otra vez estoy llorando.




El telón de los disfraces se cerró
y la magia nos dejó su despedida.
Nos quedamos sin sus noches por febrero,
sin color, sin sus butacas vacías.

Sentado en un escalón del gallinero
soñaba por verme en tus brazos
aquella primera vez que me colé
siendo un niño al ritmo del 3 por 4.

Y siendo un niño también
temblando en tus bambalinas
entregué mi comparsa aquella primera vez
que me subí a un escenario.

Se nos fue.
En silencio, sin quejarse y sin quererlo
se nos fue tan solitario.

Se nos fue
una parte de los nuestro,
se nos fue nuestro teatro, nuestro Gran Vía.


Me encantaba compartir
la jarilla en Carnaval con adversarios y amigos
en ese ambigú,
rincón de los desafíos.

No me podría olvidar
del olor de tus pasillos llenos de disfraces
y ese pasacalle a pasar
los nervios de principiante.

Dime quién te ha dejado
para siempre sin tu fiesta,
sin tu gente, sin careta,
sin terminar cantando
tu Higuerita Marinera.


Se nos fue.

En silencio, sin quejarse y sin quererlo
se nos fue tan solitario.

Se nos fue
una parte de los nuestro,
se nos fue nuestro teatro, nuestro Gran Vía.




Manuel Carrasco. Si queréis oirla, buscad por www.clubdefansamigosdemanuelcarrasco.com

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