La tarde de marzo parece de enero
y sucumbre el alma (callada)
a la rabia impía del inmenso cielo gris.
Esta tarde, que debía ser de incienso,
sitía sin rubor a la ciudad que llora,
desprende el azahar de los naranjos
y calumnia en nombre de la primavera.
Al menos, mañana olerá el aire
a fresca tierra mojada.
y sucumbre el alma (callada)
a la rabia impía del inmenso cielo gris.
Esta tarde, que debía ser de incienso,
sitía sin rubor a la ciudad que llora,
desprende el azahar de los naranjos
y calumnia en nombre de la primavera.
Al menos, mañana olerá el aire
a fresca tierra mojada.
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