Fue el brillo de los ojos ajenos
el que me devolvió la esencia.
La casa estaba fría y
los ojos más que oscuros.
El recuerdo demasiado triste
y la sonrisa a media asta.
De tanto amar se trastornó el amor,
de tanta soledad fallecieron las ganas.
Las horas pasan y tú impasible.
El minutero dice que no para
y no reaccionas.
Los labios secos me recuerdan
el tiempo inerte en el que
creía haber olvidado,
la sombra oscura y hermosa
de tus labios en los míos,
imagen irrepetible (nadie lo sabe)
en el espacio-tiempo de los deseos.
Te recuerdo a veces
pero el corazón no me deja.
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2 comentarios:
Vente a Santiponce con el Delfín y recítame éste y otros poemas bajo la luz de las velas. Una vez hicimos una sesión de lectura de poesía en Ceuta y fue genial...
OTRO BESORRO.
Cuando quieras, Paquito!
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