miércoles, febrero 14, 2018

La estatua de sal


Se puede resquebrajar
 el mundo
si quiere.
Voltearse del revés,
ponerse cabezabajo.
Podrán perecer
todas las golondrinas
de mi balcón
y teñirse de sangre la luna
cada madrugada.

Se puede vestir de luto el día,
podrán venir ventiscas
y aguaceros
y huracanes
plagados de truenos
y de inviernos.

Podrá, si quiere, el mar
convertirse en fango,
apagarse el sol
en la tarde aciaga.

Se pueden derretir la nieve
y morirse las estrellas
por poniente. 

¡Que no se asome más
al alba aquel lucero,
que pierdan los estribos
los esclavos,
devoren las hormigas
las flores de la primavera!

Podrán pasar por mí
las manos, los labios,
los cuerpos de otros,
podrán morir los días
y las noches
y los meses.

Que yo, cual estatua
de sal iridiscente,
seguiré esperando
a que tu amor
me llegue.


No hay comentarios: