Sopla, niña,
sopla fuerte
y que el ciclón de tu aliento
despeine el destino
ridículo
de tus pasos a ciegas.
Sopla fuerte, niña.
Desenvuelve
la sorpresa
y haz girar las serpentinas.
Sopla niña.
Enrédate en su rizo
electrizante,
tirabuzón en picado
en colorida agonía.
Sopla y ríe.
Aléjate y vuela.
Date prisa.
Febrero se marcha
y no, querida,
ya no vuelve más.
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