Recostada sobre las cuerdas
de la guitarra
le arranco la voz
para romper el silencio.
La noche se duerme,
yo no descanso.
Canto a la derrota certera
de la pasión desmerecida,
a los versos
que nunca quise oír en tu boca,
al sabor amargo
de la noche oscura.
Acaricio la desnudez
azul de mi guitarra,
refugio en la calma
irreverente de lo insensato.
Tambaleo mis días
y me alejo
tarareando
palabras
que escribieron otros
que ahora son mías.
Dejo que mi voz
se escurra
por la luz macilenta
del pasillo vacío.
Bebo las gotas saladas
que surcan
(sin permiso)
mis mejillas.
La noche duerme.
Yo no descanso.
3 comentarios:
Muy interesante tu blog Raquel. Bienvenida a la blogosfera!!.
Preciosa, tus poemas siempre me sacan del mundo, leyéndolos me olvido de lo que me rodea y al terminar el último verso, del último poema vuelvo, como quien baja de un columpio, dando un salto, a la realidad. Aunque lleve mucho tiempo como escondida, estoy aquí, vale? Gros bisou!
gracias, guapa. a ver si escribe tú también, no? nos tienes abandonaítos.
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