Esta noche vigilo de cerca
la lista de amores perdidos,
lo que pudo ser y no fue,
lo que no volveré a repetir,
lo imposible,
las mañanas marchitas
sobre un trozo de papel cualquiera.
Esta noche los sueños
se han ido a paseo,
más lejos de mí
de lo que imaginaba,
atrangantados
en pétalos que
fenecen sobre
el suelo helado del salón
y labios que saben a despedida.
Esta noche no sé
si soy más fuerte
o más frágil que nunca,
vulnerable
a la vez que instigadora,
aplacada a menudo
por el vértigo
que me tienta
al vacío.
Esta noche
no es tuya;
esta noche los sueños
se quiebran
como el vidrio
podrido en que
ocultaba mi corazón
y tus besos.
Y no espero,
tiemblo sin más,
con los ojos bien abiertos
por si se te ocurre
manchar
mi destino
con tu zarpazo cruel
de silencio.
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