viernes, enero 05, 2018

Los amantes


Como los amantes de Magritte,
ciegos de furia y deseo,
así nos encontramos antaño.
Sin vernos, nos daba igual,
nos sobraban piel y manos
para reconocernos en las sombras.

Cuando el MoMA 
me ofreció esta imagen
pense en aquellos momentos.
Pensé en ti.
En tu boca con la mía.
En tu lengua con mi lengua.
En ti derramado en mí
en una cúspide perfecta,
volcán hirviente
de carne y fuego.

Y pensé, pensé que se acaba.
Pensé que no vuelves.
Pensé que los amantes
se quedarán así,
para siempre jamás
inmortalizados
(sin ya reconocerse)
en un recóndito rincón
del museo de la vida.



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