No te recuerdo
ya como un ser corpóreo.
Eres una imagen estática,
una voz
que me acompaña
y me mece...
un extraño
indomable,
poderoso reverso.
No recuerdo ya
cómo era el brillo de tus ojos
cuando te atrevías a mirarme.
Apenas vislumbro a lo lejos
el tacto de tu piel suave.
Sigues ahí.
Vas echando raíces,
creciéndome dentro.
Pero no estás.
Eres un auténtico fantasma.
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