Ven a verme antes de marcharte para siempre.
Arriesga una vez más
(o de una vez por todas).
Ven a inundarme la madrugada oscura
Con la fiesta de tus manos,
atropéllame la boca,
estállame en cada recoveco.
Ven.
Porque no concibo esto del destino
sin el recuerdo fresco de tu piel
y de tus besos.
Renuévame el universo
para expandirlo de paciencia.
Ven.
Sacúdete los miedos
y dame de beber un trago más.
Quizá el último
de lo que pudo ser y no fue,
quizá el más bello,
el adiós definitivo
a tu cuerpo suave,
a la pasión y al amor
más verdadero.
lunes, noviembre 27, 2017
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