El beso que nunca
llega
me arde
por las entrañas.
Revolotea
en las noches
en que tu silueta
se desdibuja
en el espacio vacío.
El beso
que yo recuerdo
ya no sé
ni cómo sabe.
¿Era suave
o más salvaje
que la amapola
prendida?
El beso que nunca vuelve
se me reseca en la boca.
El beso
que te daría
se me derrama
en las sombras.
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