martes, diciembre 19, 2017

Fotografías


He rebuscado en el pasado. 
No me ha quedado más remedio.
La sensación ha sido extraña, 
como la de una foto a contraluz
en la que todo parecer formar parte
de un mundo onírico.
Quizá fue un sueño.
O una pesadilla.

He vuelto a reencontrarme 
en aquellas imágenes
con tu paso firme,
tu boca inquieta, 
tu ojera, los nervios,
los micros y las luces, 
las sombras, la maldad, el llanto...
la injusticia.
La más terrible de las injusticias.

Y me ha asolado el vértigo.
Fui testigo de la barbarie
y, en medio de todo
y sin darme cuenta, 
fui capaz de enamorarme.
Cómo puede ser posible.

Ahora toca repasar el dolor, 
revolver los escombros
de la miseria humana,
volver a escribir
sobre todo aquello
en una celebración amarga
que me reencuentra
con mis miedos
y con tu pesar eterno.

Yo, entretanto, me siento
como aquel pino inclinado
a contraluz,
sin recordar si algún día
estuve de pie
antes de troncharme
o si me levanté
después del derribo.





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