Katherin
y Blanca
han enmudecido.
Se han quedado
contando su historia
hacia adentro,
como hace quien
canta con vergüenza.
No recorren
hoy a gritos
la Corta Atalaya,
ni van a dormirte
con voz susurrante
de amor
y madrugada.
Blanca y Katherin
guardan silencio.
Me cuentan su historia
como un secreto
oscuro
que ha perdido
la luz
antes de apagarla.
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