sábado, diciembre 23, 2017

Por la espalda


Respiro hondo
y trato de retener
tu olor,
de grabarlo
en mis recuerdos
para siempre.

Mi abrazo
se desliza
por tu evergadura.
Es como un molde
(aliento en la nuca)
que te da la paz
que necesitas.

Te acaricio el pecho
despacio,
dejándote mi calor
sobre tu corazón
maltrecho.

Sientes el placer
de este refugio efímero.
Te beso la espalda
y el cuello
y duermes,
tan en calma
como nunca.

Mi abrazo
es un lazo imposible
y te acompaña 
en todas todas todas
tus lúgrubes madrugadas.
Duerme, niño, duerme.
Que yo te guardo
las espaldas.




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