Llega hoy el invierno
con sus fríos,
sus mañanas grises
y su metálica luz soleada.
Llega para quedarse
y colarse
por todos los rincones
de mi casa.
Es como una serpiente
que repta, deslizando
su cuerpo helado
por las paredes
plagadas de cuadros y ausencias.
Se instala también
dentro de mí,
me invade irremediablemente.
Se me está congelando
el corazón herido.
Quien sabe,
quizás así
sanen antes las heridas.
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