martes, diciembre 26, 2017

Fiebre


La fiebre
me trae nuevos delirios.
He cerrado los ojos
y he escuchado
tu voz:
"Hola, Chelo,
soy yo, ¿está Raquel?".

Mi madre te daba paso
y entrabas hasta el salón,
titubeante pero sin miedo.
Te sentabas a mi lado
y me apoyabas la cabeza
sobre tu pecho.
Entonces se me olvidaba
el dolor y me entregaba
al inmenso placer sereno
de tus dedos recorriendo
mi melena.

Y así me he despertado,
sudorosa pero con la sonrisa 
puesta, que soñar
no cuesta dinero.
Pequeña, minúscula
píldora de autofelicidad
que me ha alegrado
parte de esta melancólica tarde.

Ni nuevayores ni leches.
Yo sueño con tu boca
y la bienvenida
a la república
independiente
de mi vida.

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